La cabeza de Pedro Sánchez es un misterio. Solo el presidente del Gobierno sabe qué va a hacer en los próximos meses. Pero hay una fecha clave: las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.
JAVIER PORTILLO // VOZPÓPULI
Fuentes del núcleo duro del presidente aseguran que no les extrañaría que el jefe del Ejecutivo tenga un plan para “revolucionar” lo que queda de legislatura e intentar recobrar el pulso tras el KO del ‘sí es sí’. Y esos comicios son cruciales, porque le permitirán calibrar hasta dónde llegar.
Pese a las continuas alusiones que hace a que agotará la legislatura y que el Gobierno no se romperá, el hartazgo del presidente con Podemos es descomunal.
Además, toca añadir otra clave: el desenlace de Sumar, el prepartido de Yolanda Díaz. El presidente sabe que la vicepresidenta segunda afronta un serio problema de liderazgo.
Los enganchones de Irene Montero con el PSOE han quitado foco a Yolanda Díaz, la cabecilla del espacio morado en Moncloa. La también ministra de Trabajo, como lamentan fuentes gubernamentales socialistas, sufre porque no tiene capacidad para imponerse dentro de Podemos, donde manda un núcleo reducido del que forman parte, además de Montero, Ione Belarra, Pablo Echenique y Lilith Verstrynge bajo la supervisión del ex todopoderoso jefe Pablo Iglesias.
Lo cierto es que Sánchez parece noqueado. El presidente no es capaz de rentabilizar, haber sido capaz de suavizar los pésimos augurios económicos que se cernieron sobre España hace un año, cuando estalló la guerra de Ucrania y toda Europa cruzó el umbral de una espiral inflacionista y una crisis energética que ha dejado los bolsillos de las familias congelados.
Quién le iba a decir que la mayor crisis de credibilidad de su Ejecutivo iba a ser una ley cocinada por el Ministerio de Igualdad. El ‘sí es sí’ es un agujero por el que se escapan las opciones de Sánchez de continuar en Moncloa. Y el pasado 8-M fue el termómetro.
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