Quiero dejar claramente establecidos algunos criterios básicos, antes de consignar las reflexiones de esta semana. No soy enemigo de las primarias. Tampoco de las elecciones presidenciales, cuando se realicen. Pero creo que la solución que Venezuela necesita no es de carácter electoral. Piensen por un instante, cuál será la situación del país después de transcurrido el presente año hasta llegar hasta finales del 2024 en manos del régimen actual cuya sola presencia significa estancamiento y retroceso en cuestiones fundamentales.
Es impresionante el grado de secretismo del régimen. Aún no tenemos pleno conocimiento de la reciente reunión celebrada en Caracas con motivo de los diez años de la muerte de Hugo Chávez. La sola presencia de Raúl Castro y su comitiva, así como la de unos cuantos jefes de estado, antiguos y actuales, y la ausencia de otros de características similares, permiten suponer la existencia de serias diferencias en ese mundo, pero ratifican la convicción de que las cabezas del régimen se comprometen a muerte con lo más peligroso del mundo contemporáneo.
Con más de siete millones de compatriotas migrando por todas partes y repasando la situación de los que permanecen en el territorio nacional, podemos decir que estamos igual o peor que Cuba, en cuanto a los índices crecientes de pobreza, desempleo y miseria. La dolarización forzada de la economía impuesta por la dura realidad pulveriza la existencia del BOLÏVAR como moneda nacional. Se trata de hechos indiscutibles a la vista del planeta entero. La interrogante es ¿hasta cuándo vamos a aceptar que la destrucción institucional avance? El tiempo, recurso natural no renovable, sigue su curso, mientras que electoralismo y candidaturitis ocupan la mayor parte del tiempo de quienes deberían estar a la cabeza de la lucha por la liberación nacional.
Sin embargo, es positivo que las voces de calificados personajes de la vida actual se pronuncien por la búsqueda del consenso necesario. No sólo para encontrar el candidato ideal, sino también para elaborar un programa integral para construir la Venezuela del futuro inmediato. En todos los sectores hay planes, ideas y proyectos que deben ensamblarse para darle un rumbo seguro al país. También existen quienes pueden llevarlos adelante. Trabajemos seriamente en esa dirección. Nada que perder y mucho que aportar. Pero nada positivo sucederá a menos que trabajemos seriamente para lograrlo. La confrontación puede ser muy seria, pero diremos con Ed Feulner que “es criminal quien promueve la guerra que se puede evitar; y quien deja de promoverla cuando es inevitable”.
En estas semanas de cuaresma, invito a leer una vez más, el Sermón de la Montaña. Quizás sea la máxima inspiración que necesitamos en este momento. El éxito dependerá de la firmeza inalterable que mantengamos.
Lunes, 13 de marzo de 2023
@osalpaz