Lo que parecía una tarea ordinaria para transportar un viejo sofá de un departamento al camión de mudanza, se convirtió en un desastre de enormes proporciones en un edificio de Nueva York. Ahora, se desarrolla una complicada discusión legal sobre los términos de las aseguradoras, que buscan evitar la cuenta de los daños millonarios ocasionados por el incidente.
Por La Nación
Todo empezó cuando un residente del sexto piso del condominio conocido como Textile Building, ubicado en el popular vecindario de Tribeca, quería deshacerse de un mueble. Para ese fin, eligió a la compañía Kaiyo (también conocida por el nombre de la empresa matriz Furnishare), que promueve un servicio de compra, restauración y venta de segunda mano. “Nosotros nos encargaremos de todo, desde la recogida hasta la entrega y todo lo demás es gratis, fácil y le enviaremos una oferta en efectivo de inmediato”, detalla su sitio web.
Aunque el proceso parecía sencillo, cuando los empleados de la compañía llegaron, se enfrentaron con una complicación: las estrechas escaleras del edificio construido en 1900. Aun así, los expertos en mudanzas comenzaron a descender, pero “el sofá golpeó accidentalmente un dispositivo del rociador contra incendios, lo que dio como resultado una liberación sustancial de agua”, según consignó una demanda judicial, cuyos detalles fueron publicados por el periódico local New York Post.
Pasaban los meses y nadie respondía
En instantes, las escaleras del condominio quedaron inundadas, los techos y pasillos del lugar se llenaron de humedad y varios departamentos de las plantas inferiores también tuvieron cuantiosos daños. Se necesitaron más de ocho meses para terminar con los trabajos de reparación, pero el problema no terminó ahí, dado que la cuenta a pagar asciende todavía a varios millones de dólares que Furnishare exige a las aseguradoras en los tribunales.
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