Craso error creer que el conformismo es estático, inalterable, inmutable, que cuando cala en alguna sociedad o grupo ya está dominado para siempre, por cualquiera que sea la razón de ése conformismo. En todos los países oprimidos surgen explosiones sociales que dan cuenta de que tal conformidad tiene percolaciones, roturas y termina creándose silenciosamente un caldo de cultivo debido a la desazón, el malestar y a la innata necesidad de liberarse de tanto sometimiento, para finalmente llegar al punto de ebullición. Eso es inevitable y evitarlo es en lo que más invierten tiempo y esfuerzos los dictadores, especialmente cuando pasa como en mi país pues la tiranía es traidora a la patria, entreguista y teme perder el control del negocio más lucrativo del planeta: el narcotráfico, su mayor estructura está penetrando comunidades calle por calle y tropas, batallón por batallón, someter es la orden, mientras solo ellos, su podrida élite se enriquecen inmensamente.
La firme y sostenida protesta de los maestros por más de 4 meses haciendo frente al amedrentamiento ventajoso de la dictadura es claro ejemplo de esto, con una actitud de “qué más podemos perder” y lo que es mejor, veo que así como en la gesta de los países americanos en aquellos años de independencia, se contagia a otros grupos y actualmente se reaviva la chispa en los cuarteles también.
En esta semana salió a la opinión pública venezolana la noticia de una reunión que sostuvo el comandante general de la aviación, Santiago Alejandro Infante Itriago a solicitud del payaso y vergonzoso ministro de la defensa, Vladimir Padrino López, para conversar temas de interés de la institución con 732 capitanes de esa fuerza y les informó que el estado venezolano no tenía para aumentarles el sueldo y les invitó a qué busquen una fuente de ingresos adicional por su cuenta, que desarrollen emprendimientos, imponiendo la nueva política a lo que fueron alguna vez, las gloriosas Fuerzas Armadas Nacionales, está sugerencia además sin abandonar sus tareas como militares activos, esto consolidará más que salgan a matraquear con las armas del estado y disfrazando esta actividad ya consolidada cómo ingreso complementario de militares con la palabra de emprendedores.
Primero debo confesar que ser comandante del ejército y prestarse para dar esas “instrucciones” a sus comandados es lo más denigrante pero imagino que tiene buena recompensa económica como cabeza de la red criminal en la que participa.
Por otra parte no debe haber ningún gobernante en el globo terráqueo al que se le ocurra semejante aberración, informarles y recomendarle semejante atrocidad a sus fuerzas armadas quienes son los únicos que tienen la facultad del uso de las armas y de garantizar la seguridad del territorio nacional o la seguridad de la nación, es algo denigrante que solo sucede en Venezuela. Definitivamente es la destrucción a vox populi de la fuerzas armadas pues sus oficiales que deben tener dedicación exclusiva a la patria, salgan a matar tigritos, convertirse en taxistas, buhoneros y matraquear en todas las alcabalas del país. Sin lugar a dudas, replicó desde la cárcel del exilio, no se puede esperar menos de su comandante en jefe y su séquito de cogobernantes y asesores depravados, Nicolás Maduro, un extranjero, narcoterrorista, solicitado por la justicia internacional con recompensa. ¿Qué nacionalismo puede tener ese coprófago y representar algo de la estirpe del digno ejército que fundó el padre de la patria, Simón Bolívar? ¿Qué le puede importar seguir violando flagrantemente la constitución nacional sino es venezolano? ¿Se le puede exigir disciplina y subordinación a la tropa y oficiales, cuando el estado no les puede garantizar un sueldo digno? ¿Qué será para el resto de los funcionarios públicos que no tienen el dominio de las armas?
Como venezolano veo que en cualquier momento esa ebullición puede ser la última y debe insurgir o existir algún grupo de oficiales de las fuerzas armadas que tienen la dignidad y la sangre de nuestros libertadores para darle la estocada definitiva a estos maleantes secuestradores de nuestra patria y liberar a nuestro país.
No perdamos la fe en Dios que los cuarteles venezolanos nos van a demostrar más temprano que tarde como se acaba con la peor peste de la humanidad, el narcocomunismo. Cada momento de protesta y enfrentamiento al tirano es inspiración para aquellos que pueden convertirse en los liberadores de la patria, no descansemos, yo los denuncio, sin pausa y con lo único que me queda LA PLUMA Y LA PALABRA
José Gregorio Briceño Torrealba
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