La cantidad de dinero que el régimen que Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros ha manejado y desfalcado de las cuentas de los venezolanos nunca se podrá conocer hasta que sean expulsados los delincuentes que manejan el poder en Venezuela, y se produzca, como en toda administración privada o pública que se respete, una profunda auditoría y se establezcan las responsabilidades plenas que correspondan.
Nunca fue más verdadera que ahora la frase del expresidente venezolano Raimundo Andueza Palacios (1846-1900) quien dijo, y cito: “El Tesoro Nacional es como el río Guaire, todo el mundo tiene derecho a meter su pichagua, lo que se discute es el tamaño”. La palabra “pichagua”, muy venezolana, es un derivado de la famosa “totuma” o “tapara” indígena utilizada para recoger agua o plato para comer.
Según esta manera de concebir el tesoro público, todos los venezolanos tenemos el derecho, según Andueza, a meterle la mano a los dineros públicos, y lo que se que se discute es el tamaño del recipiente, porque el río Guaire daba agua suficiente para todos. La pregunta era quien tenía más derecho que otro para beber más. La respuesta: el que tuviera la pichagua más grande. Y ese generalmente es el que tiene el poder. Y esto último, en especial, los miles de ladrones de esta cueva de Ali Babá en que han convertido a Venezuela, se lo han tomado muy en serio.
Pero el asunto ha llegado a tal extremo que los ladrones dejaron seco el río, y ni siquiera el Presidente Andueza, autor de la tristemente célebre frase, jamás pudo imaginarse que llegaran al extremo de hacerlo, y al secarlo, los ladrones comenzarían a robarse entre sí.
El escándalo del régimen en torno al desvío de 3.000 millones de dólares de las cuentas provenientes de la venta de petróleo, denominados en criptomonedas, utilizadas por el régimen para desviar las sanciones financieras dispuestas por el gobierno de los Estados Unidos en contra de la PDVSA rojo-rojita, es un caso interesante de analizar, desde varias perspectivas, que denotan la fractura de la estructura de poder que existe en Venezuela y de la cual somos víctimas desde hace más de 23 años.
De acuerdo a la versión oficial, la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas, a cargo de un funcionario de nombre Joselit Ramírez, fue descubierta en una operación de desvío de fondos “para no aparecer en las cuentas oficiales del gobierno venezolano”. En consecuencia, “Joselit Ramírez fue detenido por la Policía Nacional Anticorrupción tras la emisión de una solicitud de encauzamiento judicial contra “una serie de ciudadanos y ciudadanas que podrían estar incursos en graves hechos de corrupción administrativa y malversación de fondos…”. (ver Destituyen y Arrestan a Joselit Ramírez, Máxima Autoridad de Criptomonedas en Venezuela, en https://decrypt.co/es/123951/
Lo más interesante de esto es que extraoficialmente las noticias que corren en las redes sociales es que el ahora ex Superintendente Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas está muy vinculado con Tareck El Aissami, Vicepresidente Sectorial de Economía y actual Ministro del Poder Popular de Petróleo.
Y la pregunta que se hicieron todos fue si este funcionario de nivel medio era capaz de realizar ese desvío de fondos por su cuenta, sin la anuencia de alguien de mayor nivel político como Tareck El Aissami, quien a su vez fuera su superior durante su gestión en la Vicepresidencia Ejecutiva de la República, cuando Ramírez se desempeñaba como su Director General, cargo de extrema confianza. Y la respuesta es la obvia: NO. Y de allí que El Aissami renunciara a su posición como Ministro de Petróleo (ver Venezuela: Nicolás Maduro acepta la renuncia de Tareck El Aissami, en https://www.dw.com/es/
Pero, ¿y los reales? Bien gracias, desaparecidos. Y ese es el destino que probablemente tenga todo el dinero que venga por esa misma vía a las arcas del régimen, ya que las criptomonedas no tienen absolutamente ningún respaldo bancario, y desaparecen con facilidad producto de fraudes informáticos y la acción de hackers especializados, más aún si se opera entre mafias. De allí que sea extremadamente débil la estructura sobre la que se basa el financiamiento del régimen a partir este tipo de activos, usados para escapar de las sanciones, y en especial desde que Rusia está en guerra con Ucrania y muchas de sus cuentas importantes residían en bancos rusos y fueron congeladas.
La red de las cuentas en monederos de criptomonedas del régimen ha sido comprometida con este robo mil millonario, con lo cual no sería nada extraño que sigamos viendo nuevas detenciones, pero que difícilmente restituirán los fondos que en realidad son de los venezolanos. Habrán sido traspasados a infinidad de monederos virtuales del ciberespacio de la banda de ladrones que han asaltado el Tesoro Nacional, actualizando de esta manera novedosa la célebre pichagua de Andueza Palacios.
Pero lo más triste de esta situación y lo que me deja en absoluto asombro es que los venezolanos hayamos perdido con la corrupción del castro-chavismo-madurismo la misma noción magnitud del robo que se nos sigue haciendo desde las alturas del poder.
Algunos ya han mencionado que la cantidad de dólares que originó la persecución a lo interno del régimen es una minucia en comparación a lo que se han llevado en 23 años, y eso es verdad. Pero en este sentido deseo señalar que si Tareck El Aissami está a la cabeza de esta conspiración que se llevó 3.000 millones de dólares, entonces es titular de la misma fortuna aproximada que posee Donald Trump, el billonario expresidente de los Estados Unidos, calculada a finales 2022, en 3.200 millones de dólares, según la Revista Forbes (ver Fortuna neta de Donald Trump a finales 2022, según Forbes, en https://www.forbes.com/
Si una persona como Donald Trump tiene el poder que tiene en los EEUU con esa fortuna para llegar de nuevo a la presidencia de ese país, ¿qué podríamos decir de alguien que tenga ese mismo dinero en Venezuela? No solo podrá comprar una posición, como la Presidencia de la República, sino sacar del camino selectivamente a quienes se lo deseen impedir.
Este personaje a quien acusan de llevarse una fortuna semejante a la de Donald Trump, y al que desde ya podríamos llamar sin lugar a dudas, “Donald” El Aissami, en el año 2017 era señalado por el Director Ejecutivo del Centro de Seguridad para una Sociedad Libre y Segura, Joseph Humire, como el responsable de Hezbolá en Venezuela, indicando en ese momento que: “… a través de su labor como ministro de Interior y Justicia de Venezuela entre 2008 y 2012, Aissami convirtió al país sudamericano en un Estado patrocinador de “cobertura y encubrimiento de operativos de Oriente Medio” al establecer un sistema de inmigración que permite a los militantes de Hezbolá viajar con identidades oficiales venezolanas. Como ministro del Interior, el presidente encargó a Aissami el diseño de “un esquema de inmigración con Cuba, con Irán y otros países de Oriente Medio” para poder canalizar drogas, individuos y dinero “de ida y vuelta a Oriente Medio”, dijo el experto. Y añadió: “Fue capaz de crear identidades para individuos de Líbano, de Siria, de Irak y de otros lugares de Oriente Medio -en gran medida lugares donde opera Hezbolá- y fue capaz de darles presencia en Venezuela cuando en muchos casos estos individuos ni siquiera visitaron Venezuela.” (ver El vicepresidente venezolano “dirige el país”, vinculado a Hezbolá y capo de la droga, en https://www.breitbart.com/
De acuerdo con el analista internacional Carlos Alberto Montaner, El Aissami fue imposición del entonces Presidente de Irán Hassan Rouani en su visita oficial, en una versión según la cual ese país financiaría el desastre de Maduro a cambio de que este personaje estuviera en la línea de sucesión de poder en Venezuela, por supuesto al cuido de los intereses de Irán en nuestro país (ver Maduro huye hacia delante de la mano de Tareck El Aissami, en https://www.elnuevoherald.com/
Entonces no es solo que “Donald” El Aissami haya obtenido el dinero necesario, como lo podrán haber obtenido el resto de los que lamentablemente detentan el poder, sino que además internacionalmente se tenga la sospecha de que es el agente de un país que está prácticamente en guerra con los EEUU, interesado en ponerle las manos a Venezuela. No es un asunto de solo corrupción, sino de geopolítica y de seguridad regional.
El hecho que nadie parece notar, es que a esos niveles ningún actor de peso da un paso de esa envergadura como apropiarse de una fortuna semejante sin un propósito superior y respaldado firmemente. Y no es solo que el régimen esté implosionando y sus cabezas se estén robando entre sí, sino que el juego sea quien tiene las condiciones de quedarse en pie después de una lucha como la que ha comenzado. Alguien como “Donald” El Aissami después de esa fortuna las tiene. Ojalá que los venezolanos tengan eso en cuenta, para su información y fines consiguientes…
Caracas, 21 de Marzo de 2023
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