Al cierre de la jornada del martes, Nicolás Maduro y sus representantes diplomáticos no han dicho una palabra sobre el voraz incendio que causó la muerte de al menos 12 venezolanos y un total de 40 migrantes en un centro de detención fronterizo en Ciudad Juárez, México.
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Mientras el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, se lavó las manos y culpó a los propios detenidos por la tragedia, Maduro guarda silencio, aparentemente cómplice, ante un siniestro que amerita investigación exhaustiva. El ocupante del palacio de Miraflores casi no ha publicado tuits este martes, y ninguno de ellos menciona el fatal suceso.
Asimismo, el jefe diplomático del chavismo, Yván Gil, tampoco se ha expresado sobre el hecho pese a que este martes sus redes sociales han tenido diversas actualizaciones acerca de otros temas de menor interés público.
Un video revelador del periodista Joaquín López-Dóriga contradijo la versión del mandatario mexicano y puso en aprietos a las autoridades migratorias.
El material audiovisual no deja lugar a dudas de que las víctimas estaban encerradas y que los funcionarios de turno mostraron desinterés por evitar que el incendio se propagara.
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