El Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, también conocido como El Sistema, fue concebido y fundado en 1975 por el maestro y músico venezolano José Antonio Abreu.
Por Corresponsalía
La obra del maestro se ha extendido por todo el país, pero en El Tigre, estado Anzoátegui, la sinfonía no es tan armónica como en otros lugares, pues el abandono y la indiferencia son las notas que marcan la formación musical de niños, niñas y adolescentes.
La sede está destruida, no tienen agua potable por tubería y los baños son cuartos vacíos sin utilidad.
La ampliación de la sede quedó en veremos luego del robo de las estructuras metálicas que servirían como bases. También se robaron dos aires acondicionados donados por la alcaldía, pero desde la dirección local “nunca hubo denuncia ante las autoridades”, aseguró Anna De Los Ríos.
El Sistema en El Tigre es una composición que parece una oda de terror.
Los niños, niñas y adolescentes que forman parte de la orquesta en el municipio Simón Rodríguez, ensayan a la sombra de los árboles, en la calle, bajo la presunta indiferencia de quienes tienen la responsabilidad de esta sede.
“No nos podemos quejar, porque el director amenaza con expulsar a los niños. Nos trata mal, insulta a nuestros hijos, dice que está apoyado por autoridades regionales y nacionales”, denunció De Los Ríos, quejándose de la presunta negligencia y abusos por parte de la administración local del sistema.
Quienes forman El Sistema en esta localidad, no han tenido acceso a becas y otros beneficios que se ofrecen para los músicos en formación.
Tampoco practican ensayos formales, pero su amor por la música es la única melodía que los mueve a la “autoexigencia, formación y compromiso”.
Esperan que esto sea solo “el puente” de la obra, que es el momento previo al desenlace donde viene un cambio, para culminar la armonía, y que las autoridades regionales y nacionales dirijan la sinfonía hacia una recuperación definitiva.
