Pensar que el fracaso de las universidades descansa únicamente en el peso inercial de la catástrofe de un país es ingenuo. Cuando un país naufraga es porque su educación, su fundamento cultural, su máquina de procesamiento civilizatorio, que son las Universidades, están en peligro.
Lo que diferencia a Alemania de Rusia no son sus ejércitos, ni su régimen político, son sus universidades. Las universidades alemanas soportan la democracia y no al revés y, por ende, todo el sistema cultural de desarrollo científico-humanístico y tecnológico; otro tanto podemos decir del Estado de Israel. Por su parte, las universidades rusas responden solo a los intereses del Estado, detentan una tecnología que desde la época soviética es depredadora de la sociedad y no su soporte.
Es imperativo, en este sentido, que la sociedad venezolana entienda la importancia crucial del proceso electoral para el cambio de autoridades y organismos de cogobierno a realizarse el próximo 26 de mayo en la Universidad Central de Venezuela. Esta es la oportunidad para realizar el cambio de los equipos de gestión académica y volver a introducir la discusión fundamental acerca de la Universidad del Futuro. Reagrupar a la UCV, integrarla en un proceso de comunicación y debate agonístico de propuestas académicas para repensar la universidad.
Por supuesto, el cargo más importante es el del Rector. Una propuesta que no debe estar signada sólo por el populismo electoralista. Es verdad, y es bueno aclararlo, que quienes se postulen deben tener credenciales académicas, de lo contrario sus nombres serían descartados. Sin embargo, estoy convencido de que una cosa es ser buen candidato en el papel y otra es ser competente para un buen ejercicio del cargo. El ejercicio de autoridad universitaria no puede dejarse a la irresponsable consigna popular de nuestro país “el cargo habilita”, que ha llevado a insignes nulidades al poder para desgracia de las instituciones que han mal gobernado.
Entre los actuales candidatos a Rector, contamos con un nombre, Víctor Rago. Hombre ampliamente respetado por la comunidad universitaria por haber ejercido funciones como Director de escuela y de Decano electo por varios periodos. Su trabajo es ejemplo de incuestionables gestiones, de obra realizada, y de algo muy extraño hoy en el país: sin macula por escándalos por corrupción o de cualquier otra índole. Maestro de larga trayectoria, investigador y defensor de la Universidad, libre, democrática, gratuita y plural.
Estas son las razones fundamentales por las cuales he vinculado mi candidatura como Decano de la Facultad de Humanidades y Educación al nombre del profesor Dr. Víctor Rago. Considero que es la mejor opción con la que cuentan los ucevista —profesores, estudiantes, egresados, empleados y obreros— para recobrar a la universidad en la que todos podemos coexistir como una comunidad, en donde la formación de la juventud vuelva a ser motivo de orgullo, la Investigación sea la primera actividad para la creación de conocimiento científico y humanístico. Esta es nuestra oportunidad para que la universidad se restituya como pilar de la cultura democrática y la formación de los ciudadanos libres, autónomos y críticos en provecho de la sociedad y de nuestra nación.