William Anseume: Conferencia en Colombia ¿Cuánto valen las elecciones?

William Anseume: Conferencia en Colombia ¿Cuánto valen las elecciones?

A todos nos interesa que esta tragedia termine. Que termine bien. Que pueda, finalmente, llegarse a la anhelada transición, a las elecciones, a la democracia, respetuosa de las instituciones, de los Derechos Hu un IVmanos. El canciller colombiano ha señalado que Nicolás Maduro quiere negociar. Eso no es malo. Es lo deseable. ¿Pero como? ¿Pero que?

El presidente Petro recientemente iba y venía de Venezuela. Con cierto nerviosismo en ese entrar y salir. Se les cayó la compra-venta de Monómeros. Desgracia para ellos. Bastante les convenia el remate. A nosotros termina por darnos igual. Sabemos que ese dinero no va a los trabajadores, ni a las escuelas, ni a los hospitales, sino sino al abrupto saqueo troglodita. Ahora sabemos también que se trataba de vislumbrar la conferencia, con Colombia como anfitriona. Con una manera distinta a México. Aquí sí habrá interferencia de Petro y su gente, no la neutralidad impuesta en el país Azteca.

A la conferencia suman a Estados Unidos, gobierno que aceptó acudir. Obviamente, el conferenciar tiene una acción nada oculta. El centro de atención serán las sanciones. Porque el régimen de Venezuela busca a como dé lugar dinero fresco. Así tenga que sacrificar antiguas fichas que ya no lo son tanto. Nada. Así tenga que expropiar con una nueva ley parte, solo parte, del dinero mal habido por esos que cayeron en desgracia después de llenarse el buche, mucho más que el buche. Las sanciones le han hecho un daño terrible a Maduro y sus secuaces. EEUU bien lo sabe. Así, las elecciones tendrán un alto costo. Como ellos mismos han expresado: que les permitan echar manos a los recursos para ellos. O sea, la mafia negociará en Colombia.





¿Cederá EEUU? ¿Tendrá alguna garantía efectiva del cumplimiento de alguna palabra empeñada por quienes han sido capaces de traicionar a sus propios compañeros de botines? El pragmatismo estadounidense indica que quieren ver acciones. El relajamiento de sanciones, como ha pedido incluso un nada ingenuo representante de la Asamblea Nacional 2015 en USA, no ha arrojado ningún resultado visible o provechoso. Las elecciones, la posibilidad siquiera de un poco de libertades en Venezuela está supeditada por el régimen al dinero que puedan volver a manejar a su antojo, sin rendir cuentas, con la opacidad permisiva como último aliciente. Las elecciones, la libertad, cuestan real. Real del bueno. ¿Pero quién quita que incumplan sus palabras?

La conferencia al principio se iba a desarrollar sin los factores confrontados: régimen criminal y oposición. Así lo señalaron voceros de la plataforma unitaria muy bien informados. Luego, ahora, está invitada la oposición. Alguno ha dicho que Petro no resulta nada neutral. Eso lo sabemos desde el principio. Es parte interesada, junto a sus compinches en Caracas. Monómeros no pudo ser negociada por las sanciones. La traba para todo lo que el régimen decida emprender son las sanciones. Se salva el petróleo iraní, algo del petróleo venezolano y algunos granos porque la comida no está involucrada. La presión internacional va cumpliendo su cometido. México lucia hasta ahora congelado. Colombia abre una hendija. ¿Negociará el régimen de Venezuela una salida con la espada de Damocles de la Corte Penal Internacional que avanzará más en la investigación este mes?

Las elecciones. La negociación de la libertad en Venezuela, al parecer, vale mucha plata. ¿Será Colombia el lugar definitivo del acuerdo? Está por verse. Al régimen no le quedan, ahora, muchas opciones. Está por verse. Por lo pronto, la novela trágica sigue su curso con la promesa de nuevas sorpresas halagüeñas para los venezolanos de bien.