Los lazos se han consolidado y las relaciones se ampliaron a varios campos, pero la guerra de Ucrania ha definido que la naturaleza y necesidades de las relaciones se transformen en desiguales
Transcurridos varios di?as de la visita del líder del Partido Comunista chino Xi Jinping a Vladimir Putin en Moscú, esta semana trascendieron las primeras críticas a las relaciones entre Rusia y China. En esa dirección, tanto Washington como la OTAN sostienen que un acuerdo peligroso puede haber quedado sellado.
Por Infobae
Especialistas de seguridad y defensa de Europa occidental han expresado que una alianza entre Moscú y Beijing se ha consolidado pero que tambie?n esa sociedad es la confirmación de la concesión de protagonismo de Rusia para convertirse en el socio subalterno de China aceptando un papel menor.
La informacio?n que manejan expertos de la OTAN define las actuales relaciones luego de la visita de Xi Jinping -en la que el lider chino permaneció varios di?as en Moscú- como una señal de alerta que debe ser tomada como una alarma por constituir un fuerte mensaje de apoyo a Putin. Sin embargo, Alexander Motyl, un conocido académico y profesor de ciencias políticas en varias Universidades estadounidenses y experto en materia de Rusia y la ex-URSS, afirmó que Rusia resignó protagonismo y que la visita del líder chino confirma que Rusia se ha convertido en un satélite económico de China al aceptar un papel de socio menor en la nueva alianza.
Las dos percepciones pueden estar en lo correcto. Los lazos de China con Rusia se han consolidado y las relaciones se ampliaron a varios campos, pero la guerra de Ucrania ha definido que la naturaleza y necesidades de las relaciones se transformen en desiguales. Esta percepción ha dado lugar al debate interno que impulsa a muchos ciudadanos rusos a evidenciar las primeras críticas negativas a Putin, a quien sindican como el responsable de que su país se este? convirtiendo en un “peón y socio menor de China”.
A pesar de eso, otros rusos que adhieren a la guerra en Ucrania y demandan anexarla a la Federación Rusa, especialmente los propagandistas de Putin han festejado las nuevas relaciones con China y no se muestran contrarios con el nuevo papel y la transformación de su país en un estado peón del régimen chino. Uno de ellos, Igor Kholmogorov, reconocido adherente al gobierno ruso desarrolló un argumento en relacion del por qué Rusia debería convertirse en peón de China y no de Estados Unidos en el mapa global del siglo XXI. En la visión de Kholmogorov, a diferencia de Washington, la intención y la voluntad de Beijing es la de consumir y comprar los recursos que Rusia dispone. No obstante ello, China no aspira a cambiar o influir en la idiosincrasia e identidad rusa. Este ejemplo de los “nacionalistas imperiales” rusos muestra que no cuestionan la perdida de relevancia del papel de Rusia a manos de China. Ellos prefieren que China sea “el señor” de Rusia antes que Estados Unidos, aunque es altamente probable que el señorío chino empobrezca, reduzca y anule el papel de Rusia en el escenario internacional.
Ante el debate abierto en la ciudadanía rusa, la prensa favorable a Putin ha lanzado una campaña para neutralizar las expresiones de disconformidad de sectores “nacionalistas no imperiales” que manifiestan duras advertencias sobre las nuevas relaciones con China. Sobre el debate, la agencia Sputnik -alineada al régimen- ha publicado en favor de las relaciones ruso-chinas pidiendo llamar a las cosas por su nombre y tratando de mostrar que no es Rusia la que se une a China desde una posicio?n subalterna, sino que es China la que se une a Rusia como socios en igualdad de condiciones. La agencia oficial de gobierno también desarrolló el sentido estratégico de las nuevas relaciones explicando que no hay otra opción en este momento histórico.
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