Luego de las primeras detenciones por agentes de la Policía Nacional Anticorrupción, las redes se intoxicaron con todo tipo de especulaciones sobre el paradero de Tareck El Aissami. Corrieron sin freno especies tales como que habían ametrallado en Maiquetía un jet con el que pretendía abandonar el país; que EEUU había interceptado en algún lugar del Atlántico un jet Bombardier fletado para ponerlo fuera del alcance de Maduro; otros aseguraron que el hombre ya se encontraba en Siria, al amparo del mandamás Bashar al Assad.
Por: Crímenes sin castigo
También sacaron del baúl un video de octubre de 2022, en el que el ex ministro de Petróleo aparecía haciendo ejercicios, para desmentir las consejas sobre su salud que en ese momento poblaban los chats de WhatsApp.
El Aissami no ha contribuido en mucho a mitigar tantos rumores. Luego de su renuncia por Twitter, el 20 de marzo, ha optado por guardar silencio. Nada de apariciones en público. Mientras tanto, en la calle, crece la expectativa sobre lo que el gobernante venezolano decidirá para él.
Y no quepa la menor duda: el futuro de quien fuera conocido en las pesquisas policiales como Tango Alfa no lo determinará el fiscal impuesto por la extinta Constituyente. Ese solo ejecutará lo que le dicten desde Miraflores, tal y como él mismo lo reconoció el 19 de marzo, luego de recibir la primera camada de detenidos.
Mientras tanto, el exministro permanece en una exclusiva urbanización, construida en la calle interna de Fuerte Tiuna hacia la alcabala 6, que sale a Cumbres de Curumo. Allí, en una ladera de la gran unidad castrense, erigieron catorce viviendas para la cúpula del oficialismo con posterioridad a la crisis política de abril de 2002. Una de estas casas fue asignada a El Aissami.
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