Un refrán popular dice algo más o menos como esto: nadie aprende con palmadas en cuerpo ajeno. Los seres humanos raramente escuchamos los consejos de quienes tienen más experiencia que nosotros. A que viene esta reflexión dominical, se preguntaran ustedes: resulta que mis padres siempre me dijeron que cuando fuera a levantar algo pesado, siempre lo hiciera flexionando las rodillas. Incrédulo, como todo joven, nunca entendí el porque y tampoco presté atención a ese consejo.
Tenía yo como 26 años y poco tiempo de casado, encontrándonos de visita en casa de mis padres en el Batatillo, pudimos darnos cuenta de que, la frondosa mata de limón que hacía vida en la huerta, estaba cargada a reventar de unos hermosos frutos. Mi familia, muy solícita, me animaron a que llevara todos los limones que cupieran en el carro. Llené una caja hasta el tope y para evitar que mi anciano padre interviniera en la operación, levanté la caja, de un solo envión para llevarla a la maletera del carro, obviamente olvide la vieja conseja y cuando coloqué los limones en el carro, no pude enderezarme nuevamente. Resumo el cuento, la maroma me costó una larga convalecencia, innumerables sesiones de fisioterapia, perdí la cuenta de las inyecciones de complejo B12 que soportó mi pobrecita cola y para colmo, desde entonces tengo dos acompañantes inseparables; dos hernias alojadas en la parte bajan de la columna vertebral.
Después de esta tragedia personal, me dediqué a informarme sobre el tema y allí aprendí que cuando te agachas para levantar peso sin flexionar las rodillas, al levantarte todo el esfuerzo se focaliza en la parte baja de espalda y los músculos lumbares son muy pequeños y débiles y dependiendo de la magnitud del peso, tu columna podrá salir lesionada del lance. Por el contrario, cuando doblas las rodillas y al levantar el peso, las articulas, nuevamente, recurres a los músculos más poderosos que tiene el cuerpo humano y se encuentran alojados en las piernas: cuádriceps, isquiotibiales y gemelos, aparte de aductores, abductores, caderas y glúteos. Lamentablemente, este conocimiento lo adquirí tarde y como dice el refrán:” Después del ojo afuera, no vale Santa Lucia.
A raíz de mi mala experiencia, con la venia de ustedes, me gustaría compartirles algunas informaciones acerca de las piernas y sus funciones, las cuales podrían serles de interés y a lo mejor, ayudarles a prevenir algunos problemas de salud. Indudablemente, el fortalecimiento de las piernas es esencial para la salud del cuerpo, ya que son la base de él y fundamentales para caminar, correr, saltar, levantar pesos y realizar muchas otras actividades físicas. Por lo tanto, es importante dedicar tiempo y esfuerzo en fortalecer y mantenerlas en forma.
Si las piernas están débiles, es probable que se pueda sufrir lesiones, tales como, esguinces, fracturas o desgarramientos musculares. Cuando las extremidades inferiores están fuertes y bien tonificadas, los músculos, tendones y ligamentos son más resistentes y pueden soportar mejor el estrés y la tensión de las actividades diarias.
Además, tener piernas fuertes ayuda a mejorar la postura y a prevenir el dolor de espalda porque son la base de la columna vertebral, y si están débiles o desequilibradas, puede resultar en una postura incorrecta, lo que a su vez puede causar dolor de espalda. Otro beneficio de tener piernas fuertes es que ayuda a mejorar la circulación sanguínea y la salud cardiovascular. Ellas son los principales motores de la circulación sanguínea en el cuerpo, ya que sus músculos ayudan a bombear la sangre de vuelta al corazón. Por lo tanto, cuando esos músculos están fuertes, el flujo sanguíneo es más eficiente, lo que ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Visto que las piernas son como las bases de una casa: el soporte de toda la armazón superior. Es importante entonces que dediquemos tiempo y esfuerzo a ejercitar y fortalecerlas. Para lograr esos objetivos existe una variedad de ejercicios, de entre ellos puedo destacar: las sentadillas, zancadas, elevaciones de pantorrillas, saltos y trote.
Finalmente, el fortalecimiento de las piernas también puede tener beneficios psicológicos y emocionales. Al tener piernas fuertes y saludables, aumenta la confianza y la autoestima, lo que a su vez puede tener un efecto positivo en el estado de ánimo y la salud mental en general. Además, realizar actividades físicas que involucren las piernas, como caminar, correr o andar en bicicleta, también puede tener efectos positivos en el estado de ánimo y reducir el estrés y la ansiedad. Dicho esto, queda justificado el hecho de que, cada vez que puedo realizo una hora de Spinning. Se los recomiendo ampliamente.
Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE
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