La miserable obediencia es interpretada de diferentes maneras dependiendo del contexto en el que se use. Por ejemplo, podría referirse a la idea del acatamiento sin cuestionamiento a una autoridad o sistema injusto, que puede llevar a situaciones de opresión, angustia y sufrimiento. También podría referirse a la sensación de sentirse obligado a seguir órdenes, reglas y pautas que no se comparten o van contra valores y convicciones propios, lo cual crea un efecto de frustración y miseria.
Es importante recordar que la obediencia no es un fin en sí misma, sino que debe ser vista como una herramienta para lograr objetivos justos y equitativos. Ciega es muy peligrosa y conduce a resultados desastrosos, mientras que la desobediencia civil y la resistencia pacífica son formas efectivas para desafiar sistemas opresivos, y avanzar hacia una sociedad imparcial, equilibrada y justa.
En términos religiosos, se refiere a la actitud de subordinación completa y absoluta a la voluntad de Dios o a las enseñanzas de una religión específica, sin cuestionarlas ni tener libertad de elegir. En algunas, es observada como virtud, una forma de demostrar fe sincera y profunda. Una muestra, en el Islam, el término se traduce como “sumisión a Dios” y se considera requisito fundamental para la salvación. También puede tener una connotación negativa si se utiliza para justificar dominación, absolutismo y violencia en nombre de la religión. En estos casos, se percibe como forma de controlar a las personas, limitar su libertad de pensamiento y acción.
Desde el punto de vista político, se describe a la actitud de persona o grupo que muestra una obediencia excesiva y sin cuestionamiento hacia un poder político o autoridad establecida, incluso a costa de su propia libertad, principios y valores. Condición que surge del miedo, interés personal o de ideología, y se considera negativa porque perpetua y fortalece el avasallamiento e injusticia en una sociedad indefensa. Implica falta de autonomía y subordinación incondicional hacia el poder o mando instituido, en detrimento del bienestar común.
La actitud de sometimiento y obediencia sin cuestionar o desafiar a la autoridad, incluso si sus acciones son indebidas, perjudiciales o ilegales para ellos y la sociedad en general. Es falta de independencia, renuncia a la responsabilidad individual y colectiva en la toma de decisiones. La servil sumisión implica renuncia a la libertad y abdicación a la manumisión; considerada como una forma de sumisión voluntaria.
En términos socioeconómicos, se refiere al acatamiento incivil, despreciable y excesivo hacia una autoridad, grupo o sistema dominante en una sociedad, a costa y expensa de intereses y valores propios. En este contexto, surge de la desigualdad económica y social; obligados a depender de poderosos para obtener empleo, recursos y servicios básicos, lo que conlleva consentir leoninas condiciones impuestas por los que ostentan jurisdicción. Y, también emerge, por falta de obtención pedagógica, formativa y acceso a la información, dificultando la comprensión de los derechos legales, limitando la capacidad para tomar decisiones informadas. El resultado puede ser, la opresión y coerción sistemática, como la esclavitud o trabajo forzado.
Y en términos culturales, describe la dependencia ciega de normas, valores y tradiciones de una cultura o sociedad, sin cuestionarlas o tener la libertad de desviarse de ellas. Algunos la consideran una forma de preservar la identidad y valores de una comunidad; y se puede reflexionar como virtud porque muestra respeto por las tradiciones e historia de un pueblo. Sin embargo, problemática, si se utiliza para justificar discriminación, opresión, exclusión de grupos o individuos que no se ajustan a las normas establecidas. Limitando la autonomía individual, y fomentando la intolerancia hacia la diversidad y diferencia.
@ArmandoMartini