Con llantas gruesas, chasis bajo y dientes pintados en la parte delantera, los ‘quads’ reacondicionados de Musa parecen sacados de las películas de “Mad Max”.
Pero estos cuatriciclos robustos y rápidos gozan de una gran demanda entre el ejército ucraniano. Incluso en los terrenos más delicados, pueden transportar armas y evacuar heridos desde el frente.
Ucrania se enfrenta a un gran desafío: necesita tantos vehículos como sea posible para transportar unidades y heridos, pero la vida útil de estas máquinas cerca del frente puede estar limitada a unas pocas semanas.
Musa, de 29 años, que no quiso dar su identidad completa porque su familia vive en la península de Crimea, anexada y bajo control ruso, lanzó su pequeña empresa para suministrar al ejército ucraniano ‘quads’ reensamblados.
Este ejemplo ilustra los vínculos cada vez más fuertes entre la industria privada y el ejército, en un momento en que Kiev necesita la máxima cantidad de equipos para lanzar exitosamente una ofensiva en el este y el sur, y recuperar los territorios ocupados por Rusia.
Los cuatriciclos producidos por Musa y su equipo pesan 650 kilogramos, aproximadamente la mitad que un automóvil normal, y se venden a 6.000 euros (6.600 dólares) cada uno.
Su fabricación es una hermosa mezcla de ingenio: antes de ensamblarse, la mayoría de las piezas se recuperan de autos antiguos, sin sistemas electrónicos complejos, para facilitar la reparación en el terreno.
Adaptados a los terrenos
“Hay muchos vehículos de este tipo en Ucrania y no son caros”, dice Musa a la AFP.
El ‘quad’ que acaba de pasar por sus manos momentos antes también fue adaptado a las condiciones todoterreno del campo de batalla.
Su nombre final es Dracarys, la palabra clave usada para ordenar a los dragones de la exitosa serie “Juego de Tronos” que escupan fuego.
Después de pasar las pruebas fuera de Kiev, el vehículo será enviado a un batallón llamado “Crimea” para operaciones de reconocimiento.
En primera línea, “la vida útil de estos vehículos es de dos o tres semanas”, explica Musa. “Es solo un conjunto de metal. Lo que importa son las vidas” de los soldados, continúa.
Médico de profesión, dejó la medicina momentáneamente para ayudar a su país con estos cuatriciclos.
“Quiero irme a casa. Quiero ver a mi familia y esa es mi motivación personal”, dice para explicar su compromiso.
Únicos
En otro taller a las afueras de Kiev, los mecánicos trabajan en la fabricación de vehículos con fines médicos, un proyecto liderado por un voluntario rumano, Radu Hossu.
La iniciativa recauda fondos en las redes sociales y tiene previsto montar varios vehículos por unos 150.000 euros (165.000 dólares).
El objetivo es permitir que las enfermeras en primera línea en la región de Donetsk (este) se beneficien de medios de transporte de alto rendimiento para sus misiones.
Uno de ellos es una mezcla entre la cabina de un camión y el chasis de un vehículo militar soviético que servirá para extraer a los heridos del frente, estará blindado y tendrá anchas llantas.
“Es un vehículo al estilo Frankenstein”, sonríe Hossu. “No existe en ninguna otra parte”.
También creó un hospital móvil blindado a partir de un autobús polaco, donde las enfermeras podrán operar a los heridos con equipos médicos modernos.
Además, cuenta con una malla delantera para limitar impactos en el parabrisas.
Este vehículo se colocará a 15 kilómetros de la línea del frente para recibir a los heridos y brindar primeros auxilios.
Hossu era consultor político y llamó Oleg Goubal a su proyecto humanitario en memoria de un soldado ucraniano asesinado que conocía.
Una vez que todos los vehículos estén listos, Hossu continuará con su compromiso e irá a la región oriental de Donbás para ayudar a evacuar a los heridos de la devastada ciudad de Bajmut.
AFP