No soy quién para desesperanzar a un pueblo –mi pueblo– que ha hecho lo indecible por liberarse de la tiranía chavista y que vuelve a sentir una ilusión de cambio en estos días. Pero la cruel realidad nos exige recapitular sobre las condiciones necesarias para que en efecto ocurra el derrocamiento de la dictadura criminal y alcancemos la libertad anhelada. Nada lograremos sin entenderlas por más que la población se movilice por uno u otro candidato, nada.
Incluso cuando ese candidato opositor sea una candidata consciente del horror que padecemos y cuya coherencia ha sido casi predestinada.
No hay milagros, se crean.
¿Qué tan loco estás?
Tenemos suficientes heridas en nuestro espíritu como para seguir confiando en el liderazgo opositor. No debemos, no podemos, por más que la ilusión y la esperanza –mejor sería escribir: el delirio– nos lo exijan. Sin embargo, sin “liderazgo opositor” no habrá cambio alguno, se extendería nuestra agonía. Por ende, entre las candidatas y candidatos se debe elegir a aquella o aquel que no represente en ninguna medida los fracasos del pasado.
Si locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados distintos, estaríamos locos si decidimos apoyar candidatos distintos a María Corina Machado.
Dime a quién apoyas y te diré lo loco que estas.
La mujer contra el fracaso
María Corina, su coherencia y meridiana claridad de criterio, ha levantado una nueva esperanza en la nación. Su discurso estadista y visionario nunca se lo escucharemos a candidatos como Rosales, Capriles o Rausseo y sus demagogias populistas. La diferencia y profundidad discursiva entre Machado y ellos es notoria, al margen de que representan los fracasos, uno tras otro, del pasado (Rausseo en menor escala).
Rosales y Capriles naufragarán en la orilla, se hundirán otra vez en sus temores, negocios o falacias. Son garantía de otro fracaso, claro y de nuevos documentales explicativos.
¿Y Rausseo? Gran incógnita.
Organizar una rebelión+
Sin embargo, pese a que María Corina marca el momento político y encarna la esperanza nacional, adolece de algo fundamental para derrocar a una tiranía: organización social y política dispuesta a una rebelión nacional total. No tengo la más mínima duda de que tiene la conciencia de esa necesidad, pero sé que en su equipo no hay quién cumpla semejante rol organizador ni quién tenga experiencia en hazaña tan técnica y especializada.
¿Puede crearla y desarrollarla para lograrlo? Sí, claro que puede, pero necesitará de personas con experiencia y mucha experticia para completarlo.
No es nada fácil.
El pañuelo libertador
Por último, además de tener un liderazgo que no represente los fracasos del pasado (ni los promueva) y de tener una organización social y política que movilice la rebelión popular total, se tendrá que crear alianzas estratégicas y tácticas con el malandraje, la podredumbre y la inmoralidad chavista. Así de terrible como suena, se necesitarán. Habrá que seleccionarlos bien tapándose la nariz, pero hay que hacerlo. La inoportuna y pésima negociación de Noruega nos obligó a esta terrible situación.
Lamentable y tristemente, por los errores, sólo una lucha entre chavistas podrá debilitarlos. Se está dando, pero el fin de esa lucha debe ser derrocar a la tiranía, no el dinero.
¿Estamos dispuestos a usar el pañuelo para liberar a Venezuela?
No sé, pero es lo que hay que hacer.