“El montonal de las rosas a ninguna madre enviaron, todas fueron para un gran hombre que siempre lo respetaron, les brindaron despedida, las 50 mil llegaron…”, se escucha en un tema interpretado por Lupillo Rivera que se popularizó durante la últimos años de la primera década de los 2000?s.
Por Infobae
Si bien a través de las estaciones de radio más populares de la época el narcocorrido resonó en cada rincón de la República Mexicana, pocos sabían que su letra realmente era el relato de uno de los episodios más amargos y violentos que marcaron tanto la vida de Joaquín Guzmán Loera y su descendencia como el rumbo del propio Cártel de Sinaloa.
En mayo de 2008 y en plena víspera del Día de las Madres un comando armado cubrió la ciudad de Culiacán con una lluvia de balas que, de acuerdo con reportes de prensa local, dejó poco más de 500 casquillos esparcidos en el estacionamiento de un concurrido centro comercial.
Aunque la presencia del crimen organizado en el estado y la capital sinaloense convirtieron a las balaceras en hechos recurrentes, nadie se imaginó que aquella noche del 8 de mayo el hombre que murió acribillado fue Édgar Guzmán López, uno de los hijos que Joaquín “El Chapo” Guzmán tuvo con Griselda Guadalupe López Pérez.
La reconstrucción de los hechos que medios de comunicación locales realizaron sobre aquella trágica noche apuntan a que Édgar Guzmán López se encontraba acompañado de sus primos César Ariel Loera y Arturo Meza Cázares, hijo de Blanca Margarita Cázares -alias La Emperatriz- cuando un grupo de sicarios abrieron despiadadamente fuego en su contra.
Aquella ocasión también es recordada como el día en el que El Chapo dejó sin flores a las madres de la capital sinaloense, ya que el homicidio de su hijo se dio a tan solo dos días del 10 de mayo, dejando a los comerciantes de flores sin la oportunidad de resurtir su mercancía para la tradicional fecha.
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