Tom Cruise se caracteriza por no usar dobles de riesgo en sus películas. Es una de las pocas estrellas de Hollywood que respeta al pie de la letra su filosofía. No lo detienen helicópteros, aviones, edificios, montañas ni caballos. Nada. A todo le pone el cuerpo.
Por Clarín
Su obstinación dejó consecuencias en su carrera. Por ejemplo, es recordado su accidente durante el rodaje de Misión Imposible 6 en el que se estrelló contra la pared de un edificio.
Pero, así y todo, las cosas pudieron haber ido peor en el rodaje de El último samurái, película que Edward Zwick estrenó en 2003. Mientras rodaba el film, Cruise pudo haberse quedado sin cabeza. Literalmente.
Una toma arriesgada
En El último samurái, Cruise interpreta a Nathan Algren, un soldado estadounidense que viaja a Japón en pleno siglo XIX para colaborar con el gobierno en sus planes de deshacerse de su pasado medieval.
En una jornada de rodaje Cruise estaba junto a su co-protagonista, Hiroyuki Sanada, subido a un caballo mecánico con espada en mano. Los dos se tenían que acercar el uno al otro. En un momento determinado, el caballo de Sanada debía detenerse un segundo antes de que el actor blandiera su espada contra la cabeza de Cruise.
Ya en la acción, el mecanismo del falso caballo falló en el instante en que el actor japonés debía agitar su arma: siguió su movimiento en dirección a Cruise y causó, por ende, que la espada de Sanada apuntara hacia el cuello del estadounidense.
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