La libertad es el bien más preciado para cualquier ser humano. Nada hay más importante que ejercer ese derecho humano vital para realizarnos como personas que pensamos y nos proponemos alcanzar metas que, previamente tienen forma de sueños e ilusiones. Por eso de manera concluyente afirmo que se puede tener todo en la vida pero si careces de libertad no tienes realmente nada.
Estimo que es nuestra obligación como madres educar a nuestros hijos con base a esos valores y principios. Así como a un niño se le ayuda a distinguir los colores y progresivamente a sumar, a restar, dividir y multiplicar, también es indispensable formarlos en el contexto de lo que es la libertad, la justicia y el respeto a los derechos de los ciudadanos. Comenzando por explicarles cuando ese niño balbucea la frase eso ¡es mío, es mío! mientras corretea con el juguete que siente efectivamente como de su propiedad. Ese derecho solo lo podrá disfrutar en una democracia, sistema garantista de ese y otros derechos como el de expresarse sin más limitaciones que el respeto que imponen las reglas de convivencia en una sociedad.
La democracia no puede depender del azar, de las jugadas fortuitas o de las trapisondas en las que la subastan los aprovechadores de oficio que se acuerdan de las ventajas de la democracia solo cuando tienen alguna ambición que defender, para luego pasar la página y atropellar las bases de ese sistema del que se valen impúdicamente para alcanzar posiciones de poder, desde donde disparan a mansalva contra sus estructuras.
La democracia es un sistema de vida, que cuando se ejerce y se vive plenamente nos hace sentir libres, soberanos, dueños y promotores de nuestras ideas, es como la respiración del aire limpio de libertad, por eso cuidarla, igual como debemos hacer con nuestros pulmones o con nuestro corazón para que no padezcamos un infarto, es una tarea que debemos llevar adelante diariamente, sin treguas, sin concesiones de ninguna naturaleza y mucho menos con la lenidad que algunos asumen ante los premeditados ataques que los fariseos de la politiquería ejecutan con la mayor saña.
Esa batalla cotidiana por defender la democracia y su virtud esencial que es la libertad, es responsabilidad de todos los que somos beneficiarios de las democracias, es tarea por cumplir de todos los actores que forman parte de partidos políticos, de gremios de cualquier naturaleza, de los ejes académicos, empresariales, comerciales, estudiantiles y culturales, de todos sin excepción. Exaltar sus valores, sus ventajas, su significado y trascendencia es una misión a cumplir en el seno hogareño, en las escuelas, en los campos deportivos, en las aulas universitarias, en los campos de trabajo, en todos los escenarios en los que sea menester hablar sobre lo que ganamos cuando disfrutamos de la libertad y de lo que perdemos cuando permitimos, incluso, con nuestra inexplicable complicidad o indiferencia que nos las arrebaten!
La gran riqueza de un ser humano es su talento, su inteligencia, su caudal imaginativo y creador que solo florece, y es posible exponer y desarrollar, cuando la persona es libre para llevarlos adelante, solo limitados por la observancia de los proyectos de vida ajenos.