Kendal Pérez: Las fichas post independencia y el CLAP, formas de sujeción y manipulación social.

Kendal Pérez: Las fichas post independencia y el CLAP, formas de sujeción y manipulación social.

A partir de 1854, cuando José Gregorio Monagas da libertad a los esclavos es necesaria la acuñación de monedas para pagar a los libertos que fueron contratados como asalariados por los dueños de las haciendas; sin embargo, esto no fue tarea fácil considerando la extensión territorial y la crisis económica-social que se vivía.
En las haciendas de los Valles del Tuy, donde se cultivaba el cacao para exportar a Europa y trabajaba gran cantidad de peones se acuñaron fichas para ese fin; eran de latón, cobre o plomo valoradas en 1/4 o 1/2 real.

Más tarde esta práctica se generalizó y las fichas se hicieron común en todo el territorio. Cada hacienda tenía su propia y particular ficha, la cual no era canjeable o válida en otras haciendas.

Un “negocio redondo” para los hacendados porque en los terrenos de la hacienda estaba la pulpería, allí se vendía lo que el campesino necesitaba: desde la manteca para freír los plátanos, la vela para alumbrarse, hasta las alpargatas y el hilo para calzarse y vestir.





El trabajador siempre iba a estar endeudado porque lo que le pagaban era menos de lo que compraba o fiaba.

El drama no terminaba ahí: los precios dependían del antojo del hacendado y de paso las deudas eran hereditarias.

Esta dominación económica-social estuvo vigente hasta la muerte de Juan Vicente Gómez y se observó con menos fuerza en el gobierno sucesor de E. López Contreras (1936-1941).

Para su quiebre jugó papel determinante el comienzo de la explotación del petróleo, que ocasionó un gran sacudón en el aparato productivo y entre otras cosas favoreció la desapareción de la ficha.

Ahora bien, en pleno siglo XXI el modelo económico se ha resentido debido a la mala administración del petróleo, peor tratamiento de la infraestructura productiva y pésima comercialización.

La repercusión inmediata a los bolsillos y neveras de las clases populares condujo a que el mismo gobierno declarara en el 2016 Estado de excepción y Emergencia económica.
El 3/04/2016 el sr. Maduro anunció el nacimiento de los Comités Locales de Alimentación y Producción (CLAP). Estos no son más que unas bolsas con algo de carbohidratos que entregan dos o tres veces por año.

Con este mecanismo el gobierno declara reorientar la “misión alimentaria” y dar un “beneficio” a la población. En realidad el objetivo implícito es manipular el clamor popular, brindar falsas expectativas y mantener una población sumisa desviando su atención y esperando por meses unas bolsas de arroz cuando la alimentación es un derecho constitucional inalienable.

En el siglo XIX, las fichas mantuvieron al campesino sumiso y dominado en las haciendas.

En el siglo XXI, el CLAP facilita al gobierno meter sus manos corruptas en la Hacienda Pública, perpetuarse en el poder y deteriorar, sistematicamente, la salud física y mental del ciudadano venezolano.