A propósito de las dificultades que enfrenta el sector transporte en el país, actualmente en el estado Aragua se encuentran operativas menos del 30% de las unidades existentes para cubrir las rutas urbanas y suburbanas de los 18 municipios de la entidad.
Corresponsalía lapatilla.com
Así lo informó José Luis Trocel, presidente del Frente Unido de Transporte (FUT) en Aragua, quien señaló que la principal problemática que golpea a los transportistas aragüeños es la falta de combustible en las estaciones de servicios destinadas para este sector.
“En Aragua existen cinco estaciones dedicadas al transporte público. El problema no es que haya cinco, diez o veinte; el problema es que no llega combustible a esas estaciones en la cantidad y regularidad que necesitamos para poder trabajar al 100%”, comentó.
Asimismo, insistió en que los costos de los repuestos y mantenimiento en general de los vehículos son muy elevados, lo que representa otra dificultad para ofrecer un servicio óptimo a los ciudadanos que dependen del transporte público.
En tal sentido, los choferes consideran que un pasaje justo debería estar fijado entre los 12 y 15 bolívares, con el fin de poder cubrir el mantenimiento de las unidades y generar ganancia a los conductores.
Peor el remedio que la enfermedad
Han pasado 10 años desde que el régimen de Nicolás Maduro inauguró el sistema de transporte público “TransAragua” y “TransMaracay”, un servicio que contaría con 125 unidades dispuestas en 7 rutas para abarcar el casco central de la Ciudad Jardín y las áreas suburbanas adyacentes, como Cagua, Palo Negro, Turmero y La Victoria.
En sus picos históricos, según cifras ofrecidas por Hipólito Abreu, quien fuera presidente de este sistema de transporte y actual ministro de Industria y Producción Nacional, TransAragua movilizó 125.000 personas a diario, mientras que en la actualidad no supera los 5.000 usuarios.
A principios de este año, un grupo de trabajadores denunciaron la mala administración y gestión del saliente presidente, Ángel Gutiérrez, quien fue removido del cargo por la gobernadora Karina Carpio. La mandataria designó en ese cargo a Miguel Antonio Pérez, que bajo el plan “TransAragua reverdece” se propuso recuperar las flotas y garantizar el bienestar del personal.
Un trabajador de TransAragua, quien prefirió mantenerse bajo el anonimato, ante la posibilidad que la nueva gestión chavista “le pase” factura y lo boten, aseguró que “ni el Covid generó tanta destrucción como este Gobierno”, al recordar que cuando comenzaron a operar estos autobuses, tan solo se pudo ofrecer un servicio de calidad en un año.
“Todas las unidades eran nuevas, contaban con aire acondicionado, eran unos buses seguros y a las personas les gustaba usar los TransAragua y TransMaracay. Era agradable para nosotros los trabajadores, así como para los usuarios. Todos salíamos ganando, pero con el paso del tiempo y de manera muy rápida, todo se vino abajo”, agregó.
La corrupción se lo tragó
En las últimas declaraciones del actual presidente de TransAragua, admitió la corrupción de Ángel Gutiérrez, porque a su juicio la empresa “se encontraba mal manejada y golpeada”. Así lo dijo tras recibir 18 unidades y reactivar cuatro más, días después de haber asumido su gestión al frente del “sistema de transporte más moderno de América Latina y el Caribe”, como dijo Maduro durante la inauguración de TransMaracay.
En este sentido, internamente los trabajadores ven con pocas esperanzas los cambios de “mejoras”, debido a que el problema radica en que el sistema no es autosustentable por el subsidio que reciben las personas en los pasajes y los autobuses. Además, estas unidades requieren de un mantenimiento de alto valor, pues en su momento cada autobús tipo acordeón fue adquirido por unos 480.000 dólares.
Ante esto, Miguel Antonio Pérez señaló que buscará los medios para que los trabajadores estén bien. “La idea es acercarnos y escucharnos. Si están bien en el tema del salario, esto funcionará mejor, no es solo un operador o un mecánico. Son padres y necesitan que los apoyemos”, unas declaraciones que contrastan con las del presidente saliente, quien indicó en enero que “por el bloqueo económico y la guerra con el dólar” se les hizo cuesta arriba la recuperación de las unidades.
“Somos una empresa del Estado cuyos ingresos son en bolívares, pero que debe comprar repuestos en dólares. El salario de los trabajadores es el que está establecido en los tabuladores oficiales, y que los 258 trabajadores de TransAragua cuentan con todas las reivindicaciones sociales, entre ellas las de salud y alimentación”, añadió.
Chatarrero rojito
Los trabajadores denunciaron que tanto la sede principal de TransAragua en Turmero, como en el Terminal de San Jacinto, se han convertido en depósitos de chatarra. “Efectivamente, han desmantelado unidades para reparar otras, incluso, utilizan aceite quemado. Estamos en desacuerdo con esta práctica, ya que daña aún más los vehículos”.
Con la nueva administración, los trabajadores esperan que se sinceren. “Necesitamos que las autoridades metan el ojo a la empresa, porque además, las pocas unidades que quedan, las utilizan para excursiones y viajes privados que cobran en divisas”, denunció otro trabajador.
Explicó que los fines de semana, constantemente salen viajes para Ocumare o Choroní, que son cobrados hasta en 250 dólares. “Es mucha corrupción. A dónde va a parar ese dinero, porque a nosotros los operarios apenas nos pagan 20 dólares por esos viajes”.
Vale recalcar que TransAragua fue inaugurado en noviembre de 2013 para brindar servicios en las siguientes rutas: San Jacinto – Cagua, San Jacinto – El Limón, San Jacinto – Tapa Tapa y San Jacinto – Palo Negro.
Luego, fue inaugurado en abril de 2015 por Nicolás Maduro, el sistema de transporte masivo TransMaracay, el cual opera a lo largo de un corredor vial en la avenida Constitución, en la ciudad de Maracay, brindando un servicio exclusivo para autobuses articulados. El sistema cuenta con diversas estaciones y dos terminales ubicados en el sector Tapa Tapa y San Jacinto.