Decimos “un perro muerto”, porque económicamente está quebrado. No tiene dinero. No solo eso, no posee reservas y, de paso, le debe a todo el mundo. Debe a los tenedores de la Deuda Pública Nacional, a sus aliados chinos, rusos e iraníes. Están tan atados que no tienen con qué importar gasolina, arreglar las refinerías, mejorar la infraestructura eléctrica, y pare usted de contar. El tema es económico, no solo de voluntad política. Un año antes de las elecciones, ningún gobierno quiere ponerse en las malas con el pueblo, ni siquiera este.
Recordando mejores tiempos, en 1974 durante el primer mandato de Carlos Andrés Pérez, cuando se triplicaron los precios petroleros, el presidente, por el apoyo electoral de la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), otorgó a los trabajadores el 1 de mayo de ese año, nada más y nada menos que: Aumento General de salarios, Congelación y Control de Precios, Antigüedad y Cesantía como Derechos Adquiridos, Ampliación del Salario Mínimo a trabajadores del campo, Ley de Despidos Injustificados, Ley de protección al Consumidor, Fideicomisos Individuales para las Prestaciones Sociales, Exoneración de la Ley del Impuesto sobre la Renta, todo de un tirón.
Mientras que, en la actualidad el salario mínimo en Venezuela es de 130 bolívares mensuales, según Decreto de marzo de 2022, lo que equivaldría a 4,70 dólares mensuales. El tema del salario mínimo afecta, particularmente, a los empleados públicos, a los jubilados y pensionados, porque les sirve de indicador para los aumentos. Por otra parte, el Salario Integral es más difícil de medir, ya que incluye prestaciones sociales, además de una variedad de bonos que entrega el gobierno durante el año, a través del Sistema Patria. A saber, mensualmente se paga el Bono de Guerra Económica y por concepto del mismo los trabajadores públicos reciben 810 bolívares, equivalentes a 30 dólares al mes; los jubilados reciben 1.320 bolívares, equivalentes a 48 dólares; los pensionados reciben 540 bolívares, equivalente a 20 dólares; luego hay otros bonos más esporádicos como el Bono del Día del Padre y otros. Además de los mencionados, los trabajadores activos reciben un Bono de Alimentación, equivalente a 40 dólares. Otro ejemplo es de los profesores universitarios, quienes reciben unos 600 bolívares al mes, que representan 22 dólares, más el Cesta Ticket por 35 dólares, más 8 dólares por el Bono por Rendimiento, para un total de 65 dólares al mes. En resumen, generalmente están muy por debajo de los 100 dólares mensuales.
En el sector privado, según el Observatorio Venezolano de Finanzas y la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida de la UCAB, los salarios en Venezuela son los siguientes. 125 dólares los obreros, 200 dólares los profesionales y 328 dólares los gerentes. Luego, el tope de las remuneraciones que conforman un 10% superior, tiene una media de 560 dólares al mes.
Si hacemos una comparación con los salarios mínimos en Latinoamérica, encontramos que van desde 85 dólares en Haití, a 189 dólares al mes en Argentina, hasta los 603 dólares al mes en Costa Rica, siendo la mediana los 305 dólares al mes en Bolivia.
La posibilidad de mejorar el nivel de los salarios en Venezuela es mínima. El gobierno, como dijimos, y lo demostró, es un perro muerto. La economía privada esta postrada sin un motor -que en un momento fue el petróleo- que la impulse. Se repite el saber convencional, sin cambio de gobierno no hay posibilidad de salir del estancamiento.
Economista/ Master en Finanzas/Historiador. https://gerardolucas.wordpress.com/