La marcada crisis del agua en la ciudad de Carora, municipio Torres en el estado Lara, agudizada en las últimas tres semanas, ha obligado a los ciudadanos a abastecerse con agua a través de camiones cisternas y otras modalidades que, sin lugar a dudas, ponen en riesgo la salud al tratarse de agua no apta para el consumo humano.
Yanitza Martínez // Corresponsalía lapatilla.com
Los habitantes del segundo municipio más importante de la región larense, en los últimos dos meses han padecido los embates de la improvisación por parte de la hidrológica del estado Lara, que lleva tres semanas ejecutando unos trabajos en la aducción del embalse Los Quediches y hasta el momento no han sido culminados, por lo que el servicio permanece paralizado.
Cerca del 80 % de la comunidades de Carora presentan déficit de agua por las tuberías, por lo que adquirir la misma a través de cisternas, se ha convertido en la alternativa para la mayoría.
Quienes tienen menos posibilidades económicas, recurre a reservorios, pozos, lagunas y represas.
El agua expendida a través de cisternas proviene primicia de pozos ubicados en granjas y parcelas del eje de la carretera Lara – Zulia. El líquido no reúne las condiciones mínimas de salubridad, así lo detalla Rosireth Ballestero, especialista en gastroenterología, quien mencionó que en esas aguas estancadas existen microorganismos propios del hábitat y que no existe un ente regulador que pueda hacer las pruebas microscópicas que permitan determinar el tipo de parásitos, bacterias y minerales que en ella existen.
En ese sentido, mencionó que la salud de los caroreños se ha visto severamente comprometida, especialmente la de los adultos mayores y niños, quienes forman parte de la estadística en cuanto a casos de afecciones gastrointestinales por el consumo de agua no potabilizada.
Dolor abdominal tipo cólico, evacuaciones líquidas y escalofrío es parte de los síntomas que presentan los pacientes y, según la galeno, son características de una enterocolitis, patología asociada a esa sintomatología, lo que denota un proceso infeccioso que en la mayoría de los casos amerita una hospitalización y tratamiento edovenoso por siete días.
Ballestero recordó que años atrás, las instituciones sanitarias del Estado fueron promotoras de campañas sobre el cuidado del agua, donde ejecutaban un plan casa por casa y hacían seguimiento a los sistemas de almacenamiento en los hogares.
De igual forma, existían campañas formativas que le permitían a la colectividad orientarse sobre este tema tan importante.
Actualmente, no existe regulación ni tampoco un ente que haga seguimiento y controle el expendio de esta agua, que si bien es cierto puede ser utilizada para fines de higiene del hogar y personal, no así para el consumo humano y eso incluye todo lo que tiene que ver con la preparación de alimentos, ya que al estar contaminada, también afecta la comida que se consume.
Para Ballestero, el agua de pozo es altamente perjudicial, ya que en ella existe una microbiota, o sea, existen microbios de la propia tierra que desencadenan estas afectaciones. De igual forma, su alto contenido de sodio acelera la producción de cálculos renales.
La morbilidad de pacientes con afecciones gastrointestinales en el Hospital Pastor Oropeza de esta ciudad va en ascenso.
Señala la especialista que en el área pediátrica cada vez son más frecuentes los casos de parasitosis (alambria), siendo esta la patología más recurrente en los pacientes caroreños.
Para la especialista es necesario el control del consumo de agua, así como la reanudación de las operaciones en la plantas de tratamiento de la ciudad, la cuales se encuentran paralizadas desde el año 2015, de manera que pueda existir mayor seguridad a la hora de adquirir el agua cuando llega a través de las tuberías.
De igual forma, recomienda a toda la ciudadanía a no consumir el agua que adquieren a través de cisternas ni usarla para la preparación de alimentos.
Para ello sugiere adquirir agua mineral o equipos de purificación doméstica que permitan darle una mejor calidad al líquido que se va a consumir.