Toalla, sombrilla, protector solar… y un vaso para servirse un trago de agua de mar nada más poner un pie en la playa. Aunque les pueda sonar extraño, hay personas que son firmes defensoras del hecho de beber un buen vaso de agua de mar cada mañana para estar sano y fuerte como un roble.
Por: El Mundo
Otros prefieren beber ese agua marina embotellada, supongo que porque viven lejos de la playa y bajar cada mañana a beber un trago no les resulta posible. Sea por un motivo o por otro, lo que está claro es que ingerir agua de mar es una práctica nada recomendable que puede ser peligrosa. Sírvase un vaso de agua mineral, embotellada o del grifo, y póngase cómodo antes de seguir leyendo.
¿DE DÓNDE PROVIENE ESTA PRÁCTICA?
Aunque crea que se trata de una moda reciente, nada más lejos de la realidad. Los primeros testimonios escritos que tenemos de esta práctica son los que pertenecen al fisiólogo francés René Quinton, quien a finales del siglo XIX empezó a vender el “plasma de Quinton”: una solución a base de agua de mar diluida que, según el caso, se inyectaba, se bebía o se pulverizaba sobre la piel.
Todo para, aseguraba este francés, curar todo tipo de infecciones o enfermedades y también prevenirlas. Una teoría descabellada que la ciencia jamás pudo comprobar pero que llenaba sus bolsillos.
Puedes leer la nota completa en El Mundo