El 20 de mayo del 2023, el líder del grupo mercenario Wagner, Yevgeny Prigozhin, grabó desde Bakhmut un video que pronto se volvería viral. La ciudad ucraniana, asediada por las tropas rusas y que supo albergar a unas setenta mil personas, estaba casi abandonada después de meses de bombardeos. “Hoy, a las doce del mediodía, Bakhmut fue tomada por completo”, más detalles en INFOBAE.
Un artículo de The New Yorker indaga en cómo Prigozhin utilizó la guerra en Ucrania para elevar su perfil, y pasar de luchar junto a las fuerzas rusas en Ucrania para rebelarse contra el Kremlin.
El líder convirtió a esta organización de mercenarios en la fuerza de combate más destacada del país, un ejército privado compuesto en su mayoría por soldados reclutados en las prisiones rusas. Su victoria en Bakhmut aumentó su popularidad, al punto de que, en una encuesta de junio, Prigozhin obtuvo un índice de aprobación del 60%, mientras que el 19% de los encuestados dijo que estaría dispuesto a votar por él como presidente.
A medida que fue incrementado su poder, comenzó a criticar abiertamente a altos funcionarios de Moscú, en particular a Sergei Shoigu, ministro de defensa, y a Valery Gerasimov, jefe del estado mayor general, a quienes acusó de retener municiones de artillería a Wagner.
Pero Shoigu no se mantuvo con los brazos cruzados, e implementó una regulación que exigía que todas las “unidades de voluntarios”, incluido Wagner, firmaran contratos con el Ministerio de Defensa antes del 1 de julio, perdiendo así su autonomía y cayendo bajo el mando del Ejército ruso.
Prigozhin permaneció desafiante, pero la decisión, con el respaldo de Putin, lo puso en un lugar imposible. Sin embargo, la intensidad de sus ataques aumentó. Dijo que Shoigu y otros altos líderes militares, junto con la oligarquía rusa, eran “basura mentalmente enfermos” que habían llevado a Rusia al desastre en Ucrania.
Pero aún más impactante, cuestionó la base misma de la guerra: “El Ministerio de Defensa está tratando de engañar al público y al presidente y tergiversar la historia de que hubo niveles insanos de agresión del lado ucraniano y que iban a atacarnos, junto con todo el bloque de la OTAN“.
La noche del 23 de junio, Prigozhin anunció una “marcha por la justicia”. Una marcha que se transformó en un motín armado contra la alta jerarquía del Kremlin. Fue el levantamiento más dramático en Rusia desde agosto de 1991, cuando los líderes de la KGB, el Ministerio de Defensa y el Partido Comunista pusieron al presidente soviético, Mikhail Gorbachov, bajo arresto domiciliario y tomaron el poder.
Putin calificó las acciones de Wagner de “traición”, “una subversión desde adentro”, “una puñalada por la espalda”. Menos de 24 horas después de iniciada la incursión armada en territorio ruso, Prigozhin anunció que temía “que podría derramarse sangre” y detuvo la rebelión.
Según los informes, el dictador bielorruso, Alexander Lukashenko, negoció un trato entre Prigozhin y el régimen dr Putin. Las fuerzas de Wagner se unirían al Ministerio de Defensa, se disolverían o se trasladarían a Bielorrusia, y se retirarían los cargos contra Prigozhin.
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