La avanzada investigación policial contra el español Daniel Sancho, en prisión provisional desde el lunes por el asesinato del colombiano Edwin Arrieta en Tailandia, se adentra en una semana en la que la policía puede terminar de reunir pruebas clave y en la que está previsto que altos cargos de Bangkok se desplacen a la isla de Phangan para seguir el desarrollo del caso.
Los agentes, que tienen hasta 84 días para terminar la investigación desde su entrada en la prisión de la isla de Samui, tratan de conseguir “todas las pruebas posibles” aunque aseguran que las pesquisas están muy avanzadas, en parte, gracias a la colaboración de Sancho.
El español confesó el 5 de agosto el crimen cometido en la isla de Phangan (sur de Tailandia), donde fue detenido, y ha colaborado de manera activa en la reconstrucción de los hechos, algo que podría acelerar el proceso y adelantar la fecha del inicio del juicio.
Sancho y Arrieta, que se conocieron el año pasado a través de Instagram, habían quedado en Phangan el 2 de agosto, día en el que supuestamente ocurrió el asesinato y descuartizamiento del cirujano, cuyos restos han sido encontrados en varias localizaciones, incluido el mar.
El subdirector de la Policía de Tailandia, Surachate Hakparn, viajará a Phangan esta semana para seguir los últimos avances del caso, informaron a EFE fuentes policiales.
Surachate, conocido como Big Joke, es un mediático y polémico alto cargo de la policía, y su implicación en el caso demuestra el alto perfil que Tailandia ha dado a este asesinato.
Mientras, en la isla de Phangan la policía continuará esta semana con la búsqueda de algunas de las quince partes en las que el cadáver de Arrieta fue desmembrado, según confesó Sancho a la policía durante los interrogatorios, y que todavía no han sido halladas, así como el teléfono móvil del colombiano.
Además, se espera la llegada, en principio a lo largo de la próxima semana, de varios análisis forenses solicitados y que se realizan en los laboratorios de Bangkok, a unos 450 kilómetros al norte de Phangan.
También deben verificar y analizar grabaciones de cámaras de seguridad para completar los movimientos de Sancho, una parte clave en la investigación.
Sancho llegó a la isla el 1 de agosto para reunirse con Arrieta a su llegada, el 2 de agosto, según el informe policial.
Una día antes, el español adquirió en un supermercado de la zona un cuchillo y otros utensilios.
Los primeros restos sin vida del colombiano aparecieron el 3 de agosto en el vertedero de una incineradora de la isla. Esa misma noche Sancho acudió a la comisaría de Phangan para denunciar la desaparición de su amigo.
El viernes los oficiales pusieron Sancho bajo custodia policial, mientras que el sábado ya ordenaron su detención al tiempo que el joven, de 29 años, confesaba el delito.
Sancho puede enfrentarse a una condena máxima de la pena capital, la única contemplada para el asesinato premeditado, aunque el país asiático no suele ejecutar a los reos y normalmente conmuta la condena a cadena perpetua.
CUARENTENA Y VISITA FAMILIAR
Sancho, que ingresó en prisión provisional el pasado lunes, cumplirá esta semana el periodo de aislamiento de 10 días, como protocolo del covid-19 para los nuevos reos, y podrá mantener su primera reunión con sus familiares.
Este periodo se cumplirá alrededor del jueves, momento a partir del cual, siempre que las autoridades carcelarias lo consideren adecuado, podrá recibir la visita de sus familiares.
La familia de Sancho, hijo del actor español Rodolfo Sancho y nieto del también actor Félix Ángel Sancho Gracia -conocido por sus dos apellidos-, rogó en un comunicado “que los medios de comunicación se abstengan de emitir cualquier juicio precipitado”.
“Agradecemos el interés de la prensa, pero no podemos hacer declaraciones en este momento para no inmiscuirnos en la investigación y para respetar el momento tan doloroso que estamos viviendo ambas familias en esta terrible situación que nos ha tocado vivir”, reza el breve comunicado, leído a EFE por Fernando Oca, director del despacho de abogados que representa a Sancho.
EFE