En política no se puede aplicar el dicho de esta agua no beberé porque la dinámica de la realidad no es estática, sin embargo existen escenarios que percibimos poco probables de darse, recientemente una encuesta preguntó si veía a Maduro entregando la banda presidencial a un opositor en 2024 si es derrotado y un poco más del 70% no ve esa foto, no la cree posible, este alto porcentaje de venezolanos que no imaginan a Maduro respetando las reglas de juego democráticas son la expresión que el autoritarismo es capaz de lo que sea para aferrarse al poder, sin importar el poco apoyo que lo mantiene con los peores números históricos porque no resuelve nada, ni lava ni presta la batea, mientras el país sufre las consecuencias de su incapacidad crónica para encontrar soluciones a la gigantesca crisis que nos está devorando.
Entonces, si Maduro pasa por el peor momento para aspirar a una reelección y en la oposición se afirma que cualquiera puede derrotarlo ¿cómo se explica que no lo imaginen entregando el poder? La respuesta es la demolición de las instituciones del estado puestas al servicio del régimen, la perdida de credibilidad y ecuanimidad que sufren todas las instancias públicas convertidas en apéndices del PSUV.
Esta subordinación de las instituciones públicas a la voluntad y los intereses de la élite gobernante ha creado un relato que se ha vendido y que parte del hecho que Maduro no entregará la presidencia, que no sale por la vía electoral, en fin que cualquier esfuerzo en ese sentido resultará inútil, lo que por supuesto es causa de controversia en los sectores opositores que se dividen en los que apuestan a la vía electoral y los que consideran que sin una presión constante interna y externa y el quiebre del apoyo militar es imposible desalojar a Maduro.
Creo que hay que intentar todo lo que ayude a construir una salida, lo que no debemos hacer es cruzarnos de brazos porque asumimos que es un escenario imposible que Maduro entregue el poder, es probable que se den coyunturas que desarrollen elementos que generen contradicciones en la oposición o en otro sentido acelere y fortalezca la unidad, también hay que considerar que a Maduro hay que obligarlo a que respete la constitución y los resultados si le son adversos, lean bien, obligarlo porque su formación política le impide entender que significa la alternabilidad democrática, independencia de poderes y la decisión de la mayoría por la simplicidad argumental de las revoluciones socialistas que consideran que el control autoritario de la sociedad es necesario para perpetuarse en el poder.
No es que Maduro va a decidir por su cuenta con quiere competir, la oposición está obligada con el apoyo que está recibiendo en la calle a rescatar condiciones y hacer valer la candidatura de quien resulte vencedor en las primarias, es una lucha dura y desigual y no sabemos el desenlace pero hay que darla hasta que los factores de poder que sostienen a Maduro se empiecen a quebrar y las lealtades dejen de ser tan monolíticas, recordemos el sabio y viejo dicho sobre la lealtad militar que dice que los milicos son leales hasta el instante que dejan de serlo, eso puede pasar y voltear la tortilla, pero para que eso se de, hay que jugar todos los tableros, meter presión y ganarse la confianza de la mayoría descontenta que aspira un cambio de rumbo en un país que ha sufrido demasiado y literalmente no se cala más a Maduro y a sus cómplices.