Con las pandillas respirándole en el cuello, el hondureño Maynor vendió todo lo que tenía, tomó a su esposa y a sus tres hijos de 11, 8 y 5 años. Cerró la puerta de su vida, tiró la llave y se fue rumbo al norte. No era la primera vez.
Por: Clarín
“Tuve que salir de mi país varias veces y me deportaron”, explicó. Ahora probaba por tercera vez llegar a Estados Unidos. Y las cosas se pusieron mal. Varados en México, Manor admitió: “Estamos mal, muy mal”.
La inmigración en América Latina dejó de ser un fenómeno lineal que llevaba a los migrantes de un punto a otro. Ahora avanza en varias direcciones; una ruta que conduce a un país y luego a otro y después a otro en una aventura desgraciada en la que gana quien encuentra una sociedad de acogida inclusiva, trabajo y una mejor vida.
“Es un fenómeno multidireccional que puede implicar movimientos recurrentes entre distintos lugares. El retorno de personas migrantes a sus países de origen y su readmisión en terceros países forman parte natural de la movilidad internacional”, dice un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF), al que tuvo acceso Clarín.
“Las personas que emigran están en una búsqueda constante de oportunidades, de establecer una seguridad sobre como alimentarse, oportunidades dignas de trabajo, buscan acceso a la salud, así que al migrar, buscan un mínimo básico de supervivencia”, explica a este diario Marisol Quiceno, representante de incidencia de MSF en América latina.
Cuando no encuentran las respuestas a las necesidades que buscan satisfacer, vuelven a partir, señala.
¿Por qué ocurre?
El aumento del costo de vida y las altas tasas de desempleo han dificultado los procesos de integración y reconstrucción de sus vidas en los países de acogida a lo largo de América latina y el Caribe.
Quiceno sostiene que países donde antes los migrantes solían recalar y permanecer, ahora “no ocurre una integración efectiva, jurídica ni económica” de estas personas.
“La responsabilidad primordial es comprender, es entender las razones de la migración, las situaciones que enfrenta un migrante en un país desconocido. En algunas sociedades se rechaza al migrantes, no se los acoge”, lamenta.
Puedes leer la nota completa en Clarín