El arduo camino de ser emprendedor en Venezuela

El arduo camino de ser emprendedor en Venezuela

El arduo camino de ser emprendedor en Venezuela. ARCHIVO PRIMICIA

 

 

 

 

Son múltiples los factores que han incidido en el cierre de empresas en el estado Bolívar. La dueña de un establecimiento comercial en Puerto Ordaz narró a lapatilla.com el surgimiento y caída de su negocio.

Pableysa Ostos // Corresponsalía lapatilla.com

“Ojalá las tarifas de Fospuca fueran el único factor, que uno trabajara y tuviera solo que pagar Fospuca, alquiler y condominio, por ejemplo, pero no es eso nada más. Es una cantidad de factores que crearon la bomba, pues, que no todos los comerciantes soportamos. Pero yo creo que básicamente es el tema de la reducción de la capacidad de compra que tiene la gente, porque el dólar como está, pues, y los salarios”, dijo María, quien concedió una entrevista a este medio.

El sueño materializado

En abril de 2021, el sueño de abrir la tienda Percha Shop se materializó. A pesar de que estaba en plena pandemia, su creadora decidió emprender en un local ubicado en el Spa Médico Chilemex, en Puerto Ordaz al sur del país.

Su dueña relató al equipo reporteril de lapatilla.com que contrariamente a lo que pudiera pensarse en plena pandemia, cuando había tantas restricciones de movilidad, las ventas eran buenas. “Yo vendía online, porque esta tienda vino a ser el espacio físico de dos marcas principalmente que yo tengo online. Una de ellas se llama Mi Mamá Lo Hizo, que se trata de confección y venta de ropa para niñas, ya que en casa, mi mamá y yo tenemos un taller de confección donde cosemos”.

María señaló que “todas estas piezas que vendíamos, pues mi mamá lo hacía de manera online desde hacía ya 8 años, le dimos espacio físico en esa tienda. Y además sumamos la línea de mujeres a través de mi marca que se llama Marijó”.

Describió que dentro de todas las limitaciones por la pandemia, el primer año y mediados del segundo año, les fue bien, al punto de que les daba para reponer su inventario. Sumaron a la tienda, la venta de productos importados traídos desde Estados Unidos.

Admite que se vendía bastante, la gente se acercaba a la tienda. Con los ingresos, se cubrían los gastos fijos del local y quedaba dinero para reponer material e inventario. “Estábamos comenzando buenísimo, más allá de las expectativas que yo había tenido por todo este tema de la pandemia”.

Un giro

Tras culminar la pandemia, la dinámica en la ciudad cambió. Como lo explica María, los espacios comerciales y la recesión económica que hubo después en Ciudad Guayana y en el país, se redujo mucho el consumo de la gente.

“Al reducir el consumo de la gente y llevarlo solamente a sectores prioritarios como alimentos, viviendas, pues lo demás quedó en quinto plano, como fue el caso de mi tienda. Adicional a eso, el alquiler comenzó a subir también, en el condominio del edificio que también se incrementó muchísimo y aparece Fospuca, que también incide en el tema del pago de la electricidad. Entonces, se súper elevó mi gasto fijo y mis ventas se redujeron. Si antes vendía 100, pues ahora vendía 25, porque se redujo, hasta cuatro veces mis ventas”, relató la mujer que es madre de dos niñas.

Al reducirse considerablemente las ventas, así como el porcentaje de ganancias, María vio que estaba trabajando para pagar su gasto fijo, es decir, básicamente para cancelar el alquiler, los servicios y los impuestos.

“Me estaba descapitalizando, porque no estaba teniendo el dinero para abastecer de nuevo mi negocio. Entonces, si lo quería hacer, necesitaba yo misma subsidiar, o sea, yo a título personal, subsidiar a mi persona jurídica. Entonces, eso no tiene sentido. Cuando yo me pongo a ver y me evalúo cinco meses atrás, estoy hablando incluso de diciembre del 2022 que fue malo al compararlo con diciembre del 2021. Cuando yo evalúo eso, yo digo no, no puede ser, qué estoy haciendo aquí, porque estoy trabajando para la señora dueña del local, no me está quedando de eso absolutamente nada y eso que yo no pagaba salario, porque yo mismo atendía mi negocio”, sumó la emprendedora.

Múltiples factores

Para María fueron varios los factores que poco a poco se sumaron en su contra y la obligaron al cierre de su negocio, entre otros, la reducción del poder adquisitivo de los compradores que, definitivamente, fue crucial en la merma de las ventas hasta cuatro veces.

También añade el incremento de los servicios. “Para mí la guinda de la torta fue que yo pasé de pagar en electricidad y relleno sanitario 5 dólares a pagar 30 dólares. Y era como que fue la guinda de la torta que detonó mi revisión de todo lo que yo estaba haciendo y darme cuenta que efectivamente tenía seis meses trabajando en mi punto de equilibrio y eso no podía ser, porque ya estaba en seis meses descapitalizándome”.

“Tercero, la gasolina. Cuarto, por supuesto también el tema de Fospuca, porque incidió en la facturación de luz, ¿me explico? Y bueno todos los factores sociales y económicos de la ciudad, pero definitivamente esos fueron los factores que me llevaron a tomar esa decisión”, sentenció.

Sobre su producto destacó “que la gente buscaba otras alternativas, quizás más económicas, porque aunque yo produjera piezas exclusivas, porque yo confecciono a tu medida, si tú resuelves en Traki y con una pieza de 5 dólares igual te vistes, vas y compras esa pieza ahí”, explicó María.

Persecución de la alcaldía

La comerciante relató cómo es la actuación de los funcionarios de la alcaldía. “Te vienen y te visitan de la alcaldía y te piden no sé qué y pagas por aquí, pagas por allá y cuando vienes a ver, o sea, no vendes para pagar esa cantidad de impuestos. Por ejemplo, comprar una máquina fiscal. Por favor, ¿cómo compras una máquina fiscal que te cuesta casi mil dólares? ¿Verdad? El software, el servicio de eso, todo lo demás si tú no vendes ni siquiera para pagar tu gasto fijo. Entonces, es lo que yo siempre decía, si yo vendiera aquí, bueno imagínate, tres mil, cuatro mil dólares, no me importara, se paga todo, pero no es el caso”, describe la emprendedora.

El negocio estaba en la planta baja de Spa Médico Chilemex, en Puerto Ordaz, y estuvo abierto desde abril de 2021 hasta junio de 2023.

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