Luis Barragán: Un único patrón

Luis Barragán: Un único patrón

Luis Barragán @LuisBarraganJ

Suele ocurrir, la realidad socialista acaba con los trabajadores aún en nombre de ellos mismos. En el presente siglo, el obrero calificado, el proletario por excelencia, ha dejado de serlo para conformar los grandes conglomerados de la marginalidad infinita que pende de una bolsa de comida a cambio de defender con su propia sangre al régimen, convertida la delación en hábito y oficio.

¿Para qué llamarse a engaños? No hay relaciones obrero-patronales, ni las puede haber, en la Venezuela demolida desde las más altas cumbres del Estado. Las habría de aceptar una noción mínima de diálogo y negociación, términos – por cierto – inconfundibles.

Los trabajadores nominalmente cuentan con cuatro centrales de tradición, y una oficialista que sólo exhibe el rótulo, cuando deben simular que hay un presidente-obrero, según la consigna. Ninguna sirve a la justa causa del trabajo, porque – esta vez – tamaña noción sufre de una enorme depreciación y, además, la oposición es incompatible con el sistema, o el sistema con la oposición, convertido el sector oficialista en un elemento tan exageradamente servil como escasamente estético.

¿Quién dijo que hacía falta adornarse con alguna organización sindical en el incansable ajetreo populista? De ser el caso, bastará que el mundo se entere de la existencia de un líder diestro en bailar salsa, preferiblemente oyendo a sus artistas favoritos en vivo, en lugar de inventar y jerarquizar a numerosos dirigentes, por fieles que se juren, a objeto de exhibirlos en sendos actos públicos.

Aceptemos, el llamado populismo de movilización que justifica esa estética de amplias vitrinas, desde hace años está cancelado, a favor de uno que tergiversa las instituciones, manipulándolas para imponerse así deban apelar, como apelan, a la fuerza. Poco les importa las elecciones y sus condiciones, excepto que cumplan con la mera formalidad de una proclamación del respectivo órgano del Poder Público: eso, sí es eficazmente estético.

Faltando poco, luce inaceptable la libre organización social de los trabajadores, salvo que hagan algo semejante a Fedecámaras: pedir el cese de las sanciones internacionales. Acotemos, en provecho de las ventajas, concesiones o prebendas que pueda dispensarle . el gobierno, como ocurrió con el gobierno de Lusinchi en los ochenta del veinte, por supuesto, diferenciadas las circunstancias de tiempo, modo y lugar.

Por consiguiente, no hay trabajadores en nuestro país, siendo el único Maduro Moros que dicta la pauta, despacha y se da el vuelto, siendo al mismo tiempo patrón. En definitiva, un muy único patrón.

@Luisbarraganj

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