Los científicos han dado la voz de alarma sobre el impacto del cambio climático en huracanes como Idalia, que se fortaleció rápidamente en el Golfo de México antes de tocar tierra en Florida el miércoles.
He aquí lo que se sabe sobre los efectos de la crisis climática en estos fenómenos naturales:
El Niño y océanos más cálidos
En mayo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA) anticipó una temporada de huracanes en el Atlántico “casi normal”.
Esta previsión se basaba en gran medida en la existencia del fenómeno meteorológico de El Niño, que frena la formación de huracanes al aumentar la circulación vertical del viento, lo que provoca el descenso de aire frío.
La entrada de este aire “seco y menos energético” en el corazón de un ciclón tropical “impide que se fortalezca”, explicó a la AFP Allison Wing, científica de la Universidad del Estado de Florida.
Pero en agosto, la agencia ajustó al alza sus previsiones, anunciando que la temporada sería “superior a lo normal”, al basarse en las condiciones oceánicas y atmosféricas.
Explicó que “las temperaturas récord de la superficie en el Atlántico” contrarrestarían probablemente los efectos desfavorables de El Niño para los huracanes.
“En términos de previsiones estacionales, es un año complicado porque tenemos estos dos factores contradictorios”, añadió Wing.
Tormentas más intensas
El 24 de julio, una boya situada frente al extremo sur de Florida registró una temperatura de 38,4ºC, fácilmente más asociable a un jacuzzi que al océano, y que podría establecer un récord mundial.
“El agua caliente, tanto en la superficie del océano como en las profundidades, actúa como un combustible que intensifica las tormentas tropicales y los huracanes”, afirmó Michael Mann, climatólogo de la Universidad de Pensilvania. “Esto les permite fortalecerse más rápidamente y alcanzar una mayor potencia máxima”.
Los huracanes requieren de una serie de condiciones específicas para formarse, pero cuando lo hacen, el calor de los océanos les permite generar vientos más fuertes y mareas más altas.
“Se podría decir que el cambio climático está tirando los dados”, añadió Wing. “Siguen siendo posibles escenarios muy diferentes para cada tormenta, pero la probabilidad de que se produzca una muy intensa es mayor”.
El cambio climático también puede aumentar la cantidad de lluvia que arrastran los huracanes, según Andrew Kruczkiewicz, miembro del Instituto de Investigación sobre Clima y Sociedad de la Universidad de Columbia.
“Cuanto más caliente está la atmósfera, mayor es la capacidad de absorción de agua”, lo que puede significar más precipitaciones, consideró el experto. Las personas que hayan huido tierra adentro para escapar de un huracán podrían seguir enfrentándose a condiciones extremas, añadió.
Las precipitaciones durante el huracán Ian en septiembre de 2022 aumentaron al menos 10% debido al cambio climático, según investigaciones recientes.
Temporadas de huracanes más largas
Además de la intensidad de las tormentas, la temporada en la que se producen parece ser cada vez más larga.
Según Mann, el periodo en que las temperaturas de la superficie oceánica favorecen la formación de tormentas tropicales está comenzando antes y termina más tarde. Este parece ser el caso tanto en el Atlántico como en el Golfo de Bengala, en Asia.
Numerosas investigaciones demuestran que el cambio climático hace que los huracanes sean más peligrosos, pero su efecto sobre su frecuencia está menos claro, y se necesitan más investigaciones para comprenderlo. AFP