La Sociedad Española de Sueño (SES) explica los motivos por la que es tan malo posponer la alarma. La razón es que nuestro cerebro descansa en ciclos de 45 minutos.
Cuando posponemos la alarma, explican los expertos de la SES, nuestro cerebro comienza de nuevo un ciclo de sueño (de 45 minutos) lo que significa que a los cinco minutos que vuelve a sonar la alarma, hemos interrumpido el ciclo de sueño de nuestro cerebro y nos despertamos incluso más cansados que la primera vez que suene el despertador.
A esta práctica se le llama sueño fragmentado y hacerlo en varias ocasiones, tal y como lo hacen muchos, hace que se sientan cansado aunque hayan dormido un poco más por posponer la alarma.
Otros síntomas que puede generar el sueño fragmentado son cansancio, mal humor, somnolencia y bajo rendimiento en nuestras actividades cotidianas.
Por eso, el consejo de los expertos es que debemos acostumbrarnos a levantarnos tan pronto suene nuestra alarma, o si quiere aprovechar el sueño póngala unos minutos más tarde, pero cuando suene salga de la cama inmediatamente.
Tomando este hábito, de a poco nuestro cuerpo se adaptará al horario y madrugar será cada vez menos traumático.
Con información de LaFM