Los astrónomos han puesto sus miras en las enigmáticas profundidades de nuestro sistema solar, especulando que un cuerpo celeste del tamaño de la Tierra podría estar al acecho, esperando ser revelado.
Por: El Diario NY
Este nuevo estudio, publicado en The Astronomical Journal, se basa en los movimientos de los objetos que residen en el lejano Cinturón de Kuiper.
Descubrir nuevos planetas no es tarea fácil, especialmente después de identificar los más llamativos, como Júpiter, que gentilmente se nos revelan. Si bien la búsqueda de exoplanetas (planetas más allá de nuestro sistema solar) implica detectar la sutil atenuación de la luz de las estrellas cuando pasan frente a sus estrellas madre, la búsqueda de cuerpos celestes dentro de nuestro sistema solar es una tarea mucho más compleja.
De hecho, el descubrimiento fortuito de Neptuno sirve como un excelente ejemplo. Fue el astrónomo y matemático Urbain Le Verrier quien notó una discrepancia entre la órbita observada de Urano y las predicciones hechas por la física newtoniana.
Los cálculos de Le Verrier propusieron que estaba en juego la influencia gravitacional de un planeta invisible que afectaba la órbita de Urano. Siguiendo esta hipótesis, el astrónomo alemán Johann Gottfried Galle divisó a Neptuno precisamente donde indicaban los cálculos de Le Verrier.
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