“Una cabeza enorme con dos caras”: la historia de los gemelos Binder y la operación para separar sus cráneos

“Una cabeza enorme con dos caras”: la historia de los gemelos Binder y la operación para separar sus cráneos

El peso sumado de los dos bebés era de poco menos de cuatro kilos, pero sus cuerpos eran saludables. Los médicos le dijeron que tenían muchas posibilidades de sobrevivir (Yoni Brook/The Washington Post)

 

“Vi a los bebés y noté solo una cabeza enorme con dos caras, sentí que un monstruo enfermo y feo se retorcía dentro mío. Pensé: ‘Dios mío, ¿Cómo se verán? ¿Cómo vivirán?’ Quería matarlos a ellos y matarme yo también”, recordó Theresia Binder seis años después, en una de las pocas entrevistas que concedió, sobre el día de enero de 1987 en que vio la ecografía de su embarazo de seis meses.

Por infobae.com





La confesión – si se la puede llamar así – de la mujer fue publicada en 1993 por la revista alemana Freizeit Revue, del Grupo Bunte, con el que había firmado un acuerdo de exclusividad para hablar de la vida de sus hijos Patrick y Benjamin hasta que éstos alcanzaran la mayoría de edad.

En esa charla, la mujer contó que llegó a pensar en dos métodos para matarlos y matarse: tomar pastillas o saltar desde la ventana o la terraza de un edificio alto, pero que no pudo hacerlo.

Theresia no estaba mejor emocionalmente el 2 de febrero de 1987 cuando entró en la sala de partos para someterse a una cesárea y traer al mundo a sus hijos siameses, unidos por la parte posterior de las cabezas, un caso casi excepcional.

El peso sumado de los dos bebés era de poco menos de cuatro kilos, pero sus cuerpos eran saludables. Los médicos le dijeron que tenían muchas posibilidades de sobrevivir pero que, unidos como estaban, nunca podrían sentarse, gatear o darse la vuelta. Ni hablar de que pudieran caminar.

Theresia y su marido Josef supieron también de boca de los médicos que Patrick Y Benjamin entraban en una rara categoría, la de los gemelos craneófagos – es decir, unidos por la cabeza – y que no había un solo antecedente de operaciones exitosas para separarlos.

“A pesar de eso, nunca dejamos de amarlos. Eran nuestros hijos”, diría después Theresia sobre ese momento, cuando también tomaron la decisión de hacer el intento.

Casi excepcionales

Pero el intento presentaba muchas dificultades en un terreno muy poco explorado. El nacimiento de siameses gemelos cuyos cuerpos están unidos es la consecuencia de una anomalía del desarrollo embrionario y una complicación de los embarazos de mellizos monocigóticos, es decir, que se desarrollan a partir de un mismo óvulo.

Atribuida a la división incompleta de un óvulo único, la malformación que afecta a los mellizos puede producir también en algunos casos una fusión parcial de lo que en principio debían ser dos embriones distintos.

El nombre de siameses se debe a los hermanos Eng y Chang, nacidos en Siam en 1811, que fueron presentados como una atracción de circo con el nombre de los hermanos siameses, por su país de origen.

La frecuencia de nacimiento de siameses es de uno por cada 75.000. El fenómeno es tanto más raro cuanto, gracias a las ecografías practicadas sistemáticamente en muchos países desarrollados, la mayoría de esas malformaciones son diagnosticadas precozmente y puede procederse a una interrupción voluntaria del embarazo.

En general, los dos hermanos nacen completos y unidos por una zona precisa. En aproximadamente el 70% de los casos están unidos por el tórax, en el 18% por el hueso sacro, un 6% por la región pélvica y sólo un 2% por la cabeza.

Las operaciones para separar a hermanos siameses se realizan casi siempre durante la infancia, pero no siempre es posible, como en el caso de los siameses dicéfalos, que tienen un solo tronco y dos cabezas.

Los gemelos Binder tuvieron la suerte de tener dos cerebros, lo que significaba que la cirugía era al menos factible. Pero no en Alemania, debían que intentarlo en los Estados Unidos.

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