Las autoridades australianas se mostraron este lunes dispuestas a colaborar en la investigación en España sobre el beso en la boca que le dio Rubiales a Jenni Hermoso tras la final del Mundial de Fútbol Femenino en Australia, que podría ser tipificado como una ofensa sexual en el país oceánico.
La Policía del estado de Nueva Gales del Sur informó de que hasta ahora no le han pedido investigar este incidente protagonizado el pasado 20 de agosto en la ciudad australiana de Sídney por el entonces presidente de la Federación Española de Fútbol (RFEF) Luis Rubiales, según un comunicado enviado hoy a EFE.
No obstante, “si se recibe” esa petición para colaborar en las investigaciones, sus agentes “se pondrán en contacto con las autoridades internacionales y prestarán asistencia cuando sea necesario”, precisó la Policía de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney.
Rubiales, quien dimitió el domingo de su cargo, fue demandado el pasado 8 por la Fiscalía española ante la Audiencia Nacional por el supuesto beso no consentido en la boca, que puede ser constitutivo de un delito de agresión sexual, así como por coacción por la presión que sufrió la futbolista para que justificase el episodio.
Hermoso declaró formalmente la semana pasada que el beso no fue consentido y además, tanto ella como su círculo más próximo sufrieron presiones por parte de Rubiales y de su entorno profesional para que aprobara públicamente el gesto de su superior, mientras le agarraba con las dos manos la cabeza, durante la ceremonia de entrega de medallas del Mundial.
En el marco de este proceso, la Fiscalía prevé solicitar a la Audiencia Nacional que consulte a las autoridades australianas si ese beso es un delito en el país oceánico, en cumplimiento de una serie de requisitos legales para que la jurisdicción española investigue delitos presuntamente cometidos en el extranjero si sus supuestos autores son españoles.
La legislación de Nueva Gales del Sur – que recoge el concepto de consentimiento afirmativo (el claro consentimiento por ambas partes para mantener cualquier tipo de relación sexual)- considera un beso sin consentimiento como un “asalto indecente”, una ofensa que se castiga con una pena máxima de cinco años de cárcel.
Si bien cualquier persona puede denunciar un posible delito ante las autoridades de Nueva Gales del Sur, la presunta víctima -en este caso Hermoso-, deberá dar su testimonio formal si se abre una investigación sobre el caso en esta jurisdicción australiana.
Rubiales dimitió el domingo de su cargo como presidente de la RFEF al admitir que “es evidente” que no podrá continuar como dirigente y que su permanencia afectará al “fútbol español”.
El expresidente fue inhabilitado por la FIFA durante 90 días y afronta una investigación por parte de este organismo por su comportamiento durante la final del Mundial, en la que también se agarró los genitales en el palco al celebrar la victoria de la selección española.
EFE