Henry Holguín se asomó por el balcón del segundo piso vacío de un pequeño restaurante en La Bayadera, un concurrido barrio industrial de Medellín.
Por InSight Crime
“Esto fue una zona roja, brava… aquí no se podía vender un marihuano sin mi autorización”, recordó Holguín satisfecho.
A primera vista, este hombre de 54 años parece una persona común. Una cicatriz entre las cejas, recuerdo de un enfrentamiento con un policía en sus años como actor del conflicto urbano en Medellín, delata los altibajos que lo han llevado a donde está ahora.
A mediados de los 80, una época en que el hampa de la ciudad crecía rápidamente en escala y complejidad, Holguín lideraba una banda.
Hoy, cuarenta años después de comprar su primera arma y fundar un grupo armado para defenderse de los criminales del barrio, Holguín coordina el movimiento Sinergia, voceros civiles de una de las bandas criminales del área metropolitana de Medellín que participan en el proyecto de “Paz Total”, la política insignia del presidente Gustavo Petro.
La Paz Total es el proceso de paz más ambicioso jamás intentado en Colombia. Mediante este, el gobierno busca negociaciones simultáneas con más de 20 grupos armados que representan las diferentes caras del mundo criminal colombiano: insurgencias guerrilleras, ejércitos narcotraficantes y pandillas urbanas.
Al hacerlo, la administración de Petro busca no solo desmovilizar grupos específicos, sino también romper el ciclo de generaciones del conflicto en Colombia, donde cada vez que el Estado ha eliminado a un actor, ya sea por persecución o negociación, surge una nueva generación de grupos criminales para tomar su lugar.
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