La evolución histórica de las Megabandas en Venezuela (segunda parte)

La evolución histórica de las Megabandas en Venezuela (segunda parte)

 

 





En los últimos años Venezuela ha padecido una serie de sucesos criminales sin precedentes en su historia; las organizaciones armadas han tomado fuerza y notoriedad suficientes para paralizar ciudades enteras y generar combates similares a los de una guerra. A pesar de que la criminalidad en el país ha sido una constante preocupación para la ciudadanía desde hace cuatro décadas, su estructura y alcance se ha transformado de forma permanente, manifestándose cada vez con mayor violencia, sofisticación y organización.

Por Proyecto VE360

En busca de una comprensión más profunda sobre el fenómeno, en esta segunda parte exploramos sus características, funcionamiento y los efectos de las Megabandas en la seguridad nacional.

Las Megabandas: características y funcionamiento

Las megabandas en Venezuela son el resultado de una evolución constante del delito durante casi cuatro décadas. Esta situación se debe a una combinación de factores estructurales, incluyendo la pobreza, la falta de oportunidades y la desintegración social. Además, un Estado corrupto e ineficiente ha exacerbado estos problemas en lugar de ofrecer soluciones efectivas, generando nuevos obstáculos para la población.

Las Megabandas representan una síntesis evolutiva de las distintas formas delictivas existentes en el país hasta el momento de su formación entre el año 2013 y 2015. En ellas se encuentra la presencia de elementos y características tanto de las pandillas callejeras surgidas a partir de la década de 1980, como de los carros carcelarios desde 1990 en adelante, así como los sindicatos criminales del siglo XXI. También se observa cómo su accionar está enmarcado bajo los códigos e imaginarios de la cultura malandra que se fueron conformando y expandiendo durante las tres décadas anteriores. Pero, ¿qué hace que estas organizaciones criminales sean tan poderosas? ¿Qué las distinguen de lo que hasta hace poco se veía en el crimen organizado? A continuación, sus principales características:

Organización jerárquica y división de roles:

Las megabandas copian el modelo organizativo carcelario, caracterizado por ser estructuras piramidales dirigidas por un líder conocido como “pran”. Este a su vez, cuenta con un círculo íntimo de “luceros”, que son colaboradores de confianza a quienes delega responsabilidades, seguidos por los “gatilleros, gariteros y pegadores” encargados de ejecutar las órdenes superiores.

Las megabandas más grandes y poderosas (como el Tren de Aragua y el Tren del Llano) inclusive han constituido numerosas células que pueden operar en zonas distantes o remotas, de forma relativamente independiente, pero alineadas a las directrices de la organización. No obstante, las megabandas no sólo son grupos de criminales violentos, pues debido al gran poder que han acumulado muchas de estas organizaciones, han incorporado profesionales como abogados, contadores, administradores, entre otros; que les ayudan a gestionar mejor sus negocios y evitar o evadir la persecución del Estado.

Filas numerosas:

Las megabandas tienen estructuras que van desde los 30 miembros, hasta centenares e inclusive miles en el caso de las más poderosas.

Control territorial:

Puede ir desde pequeños poblados y barrios, hasta grandes extensiones de territorio que abarcan varios municipios o estados. En ocasiones el conocimiento y dominio del terreno les permite fortificarlo con elementos como trincheras y garitas, e inclusive hacen uso de tecnología como cámaras, radios y drones para detectar y defenderse de enemigos y autoridades. El control territorial también facilita su logística, pues constituyen “caletas” donde pueden almacenar armas, dinero, drogas, vehículos robados, entre otros.

Geografía económica criminal y monopolios ilícitos:

Las actividades económicas de las megabandas están estrechamente ligadas al control territorial. De hecho, es común que las Megabandas se especialicen en delitos de acuerdo a la región en la que operan, generando una suerte de geografía económica criminal. Así por ejemplo las Megabandas del Sur de Venezuela están principalmente incorporadas al negocio de la minería ilegal; las de los estados fronterizos y costeros se dedican al tráfico de drogas, piratería, contrabando de extracción, trata de personas y tráfico de migrantes; las de los estados llaneros a la extorsión de productores y ganaderos, las de las ciudades al secuestro y robo extorsivo de vehículos.

El control territorial también implica la eliminación de cualquier delincuente o grupo criminal que no sea parte de su organización. Con esto no sólo garantizan su dominio y la posibilidad de monopolizar todo el delito dentro de su zona, sino que también les da pie para el cobro de extorsiones a la población, legitimándolo como una “garantía de seguridad”.

El control criminal de los territorios, a su vez les permite diversificar los delitos que cometen, lo cual les proporciona mayores formas y cantidades de ingreso, al tiempo que los protege económicamente si alguna de las actividades se ve perjudicada por alguna razón, pudiendo cubrir las pérdidas con otros delitos.

Capacidades militares y uso extenso de la violencia:

El poderío y dominio de las megabandas está directamente sustentado en su capacidad de ejercicio de la violencia, poder del que hacen uso con frecuencia e intensidad, tanto para someter a la población, eliminar a sus enemigos y confrontar a las autoridades.

Considerando lo anterior, la acumulación y uso de armas y tácticas militares hace que en apariencia y práctica se asemejen más a una guerrilla que a un grupo delictivo común. Debido a ello, en los enfrentamientos entre agrupaciones o con las autoridades, muchas veces tienen la capacidad de paralizar ciudades enteras y generar decenas de muertos y heridos.

La irreverencia contra las autoridades y la disposición al sometimiento, tradicionales en la cultura malandra, son aplicadas a una escala masiva; expresando su dominio mediante el sicariato, las masacres e inclusive las fosas comunes. La violencia contra las fuerzas de seguridad no sólo se utiliza como método para defenderse y evadirlas, pues el ataque directo contra las mismas también es frecuente para amedrentarlas e inclusive expulsarlas de su territorio.

Motivación criminal:

A diferencia de otras organizaciones criminales y terroristas en el país, como los colectivos armados, o las guerrillas de las FARC, el ELN y el FBL; las megabandas carecen de doctrina política o ideológica que las guíe. Por el contrario, el propósito que las impulsa es la obtención de ganancias ilícitas; siendo el poder económico y político una consecuencia de su accionar criminal, y no un fin.

Pese a no contar con una doctrina ideológica, sus acciones están enmarcadas dentro de la cultura malandra, la cual las dota de unos códigos y conductas comunes, que las asemeja entre sí, aunque pertenezcan a agrupaciones enemigas.

Ejercicio político:

A pesar de no tener motivaciones político-ideológicas, las megabandas terminan acumulando importantes cuotas de poder. A nivel local, se convierten en actores con gran influencia sobre la población de los territorios que controlan, tanto por el hecho de imponer y hacer cumplir sus normas, como de controlar aspectos relacionados con los servicios, la economía, entre otros. Sin embargo, el poder de algunas megabandas trasciende del ámbito local y termina llegando hasta altas esferas del gobierno, que en muchas ocasiones negocia con estas, bien sea para hacer uso de las mismas para tareas como manejo de recursos y control social, o para evitar enfrentamientos y conflictos.

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