La humanidad se percibe muy avanzada tecnológicamente y ciertamente los inventos y hallazgos son innumerables y asombrosos, este desarrollo es desigual porque cada noche se acuestan sin ingerir el mínimo de alimentos y agua potable cientos de millones de personas en el planeta, existen países con mucha riqueza y otros que carecen de todo, como en el tango Cambalache refiriéndose al siglo XX, el mundo es una porquería donde da lo mismo ser un burro que un gran profesor, eso lo saben de primera mano los docentes venezolanos desde la escuela básica hasta el nivel universitario que literalmente si no tienen quien los ayude o realizan alguna actividad que les genere ingresos se mueren de hambre, sin contar con la atención de salud que no existe y es dramática en el caso de los jubilados.
En fin, tenemos una sociedad planetaria que vive en distintos tiempos, mientras unos pocos viven y apuntan al futuro, la gran mayoría lucha por sobrevivir en un tiempo impreciso en donde las horas se hacen eternas por el sufrimiento que se transmite de una generación a otra.
El problema es que no podemos retroceder al menos hasta ahora la línea de tiempo y cambiar la historia, a menos que nos adentremos en los multiversos cuánticos, el viaje de Colón por mencionar un acontecimiento que a pesar de la distancia en el tiempo nos genera encuentros y desencuentros es irreversible, la realidad multicultural que se produjo, la invasión de virus y bacterias desconocidas para los originarios que no tenían defensa en sus organismos fue letal, pero el mestizaje incluido el obligado africano con la esclavitud, no solo creo un nuevo tipo humano más resistente que Vasconcelos denominó la raza cósmica sino que también el naciente orden planetario dominado por las potencias europeas construyó sin proponérselo una región más transparente como la llamó el mexicano Carlos Fuentes.
Es un error con mala intención continuar responsabilizando al imperio español que en el siglo XIX dejó de serlo, de todos los males que no han podido superar las naciones americanas, el presentismo histórico de sectores de la izquierda es un argumento de odio que alimenta una ideología que no se responsabiliza por el presente y hace del pasado una alcancía de resentimientos para ganar interés político con un relato que en nada representa las aspiraciones de bienestar de las sociedades latinoamericanas.
Casi sin excepción los gobiernos de izquierda invocan derechos de los pueblos originarios que ellos no respetan, un ejemplo lo tenemos en la explotación del Arco Minero en el sur de Venezuela, allí la minería no solo no se atiene a ninguna ley ambiental que es una situación extremadamente grave, tampoco tiene respeto por la vida de los indígenas venezolanos que viven en estado de precariedad y son abusados por las autoridades y las compañías extranjeras que explotan como les da la gana los recursos minerales del país, pero para el gobierno socialista los culpables de la crucifixión de Jesús y de todas las carencias de las comunidades indígenas es el imperio español que ya no existe, en México el Presidente López Obrador exige al reino de España en pleno siglo XXI que ofrezca una disculpa por lo ocurrido hace siglos lo cual es una ridiculez.
En Venezuela desde el inicio de Chávez cada vez que se les ocurre piden lo mismo y hasta personas que uno pensaba sensatas caen en la trampa discursiva del odio, si del odio porque no tienen razones ni argumentos históricos para estigmatizar eternamente un hecho histórico inevitable que es parte indivisible de nuestra identidad, que a diferencia del resto del mundo posee una riqueza única que tenemos que interpretar tal como es con sus blancos y sus grises.