Los fieles palestinos de una iglesia de Jerusalén Este sueñan con la paz y hablan de amor al prójimo sin importar la religión, pero no ocultan su ira frente a Israel, al que consideran primer responsable de las masacres cometidas por Hamás en su territorio.
La atmósfera es densa a la salida de estos católicos de la misa de Santiago Apóstol de Beit Hanina, barrio palestino de la parte de Jerusalén ocupada por Israel desde 1967.
“Estoy en contra del hecho de matar. Lo que Hamás ha hecho es terrible y no lo apoyo. Pero es muy complicado porque los habitantes de Gaza no hicieron nada. No es la población que hizo eso, es un grupo de gente que se llama Hamás”, dice María, agente de viaje de 21 años que se niega a dar su apellido.
El ataque del movimiento islamista palestinos Hamás en territorio israelí el 7 de octubre causó más de 1.400 muertos, según cifras israelíes, y desencadenó una nueva guerra con ese país, que desde entonces realiza bombardeos de represalia en la Franja de Gaza, con un saldo de más de 3.000 muertos según las autoridades de ese enclave.
Condenando “sin equívoco toda acción que apunte a civiles, sea cual sea su nacionalidad, su pertenencia étnica o religiosa”, los patriarcas y dirigentes de las iglesias cristianas representadas en Jerusalén han llamado al “cese de todas las acciones militares y violentas”.
Deploraron que “la Tierra Santa [esté] actualmente hundida en la violencia y el sufrimiento por el hecho del conflicto interminable [entre Israel y los palestinos] y la ausencia lamentable de justicia y respecto de los derechos humanos”.
“La creación de Israel”
En su homilía en Santiago Apóstol, el sacerdote hace un llamamiento a “la paz” lo más rápido posible.
Los pocos feligreses que aceptan hablar antes un cámara hacen declaraciones similares. “Hoy en día todo el mundo sufre y es por eso que estamos en la iglesia, rezamos por la paz” dice Nakhlé Bayda, con el bigote canoso.
Pero fuera de cámara, el discurso de las personas que asistieron a misa interrogadas por la AFP es mucho menos diplomático.
Rania está furiosa. Para ella, los comandos de Hamás que atacaron el sur israelí son “la creación de Israel, de su injusticia, de las restricciones [impuestas por Israel a Gaza] y del asesinato de sus familias durante todos estos años”.
Israel volvió a los partidarios de Hamás “violentos al ahogarlos” en “una prisión a cielo abierto””, continúa esta mujer de una cincuentena de años empleada en una embajada.
A partir del final de la década de 1980, Israel permitió que Hamás y otros movimientos islamistas prosperen en los Territorios Palestinos ocupados para contrarrestar la influencia de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), conjunto de movimiento laicos liderada por el dirigente histórico de los palestino Yaser Arafat, según los expertos.
Eso ocurrió hasta que Israel se encontró sacudido en los años 1990 por una ola mortífera de atentados suicidas perpetrados por miembros de Hamás o la Yihad Islámica, otro movimiento palestino que defiende la lucha armada contra Israel y se niega a reconocer el proceso de paz iniciado por Israel y la OLP en 1993, pero estancado desde hace años.
Hoy en día, Hamás es el enemigo número uno de Israel. Desde que este movimiento, apoyado por Irán y calificado de “terrorista” por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, gobierna la Franja de Gaza, se han sucedido varias guerras contra el ejército israelí
“¿Qué esperan?”
“Queremos manifestar nuestros sentimientos” ante la guerra actual, explica María, “pero no podemos porque podríamos perder nuestro trabajo”.
La joven dice que “no apoya” las “terribles” acciones de Hamás, pero “comprender las motivaciones” de sus hombres.
Desde hace años, los niños en Gaza ven “morir a otros niños de 8 o 9 años” bajo los disparos israelíes, afirma. “¿Qué esperan de esos niños cuando crezcan?”, pregunta.
Las represalias israelíes en Gaza escandalizan a las dos cristianas.
El miedo de hablar es palpable entre los feligreses de Beit Hanina.
Una fuente cristiana en Jerusalén habla de la preocupación por sus correligionarios aún presentes en Gaza: varios cientos de personas están refugiadas en dos iglesias de la ciudad controlada por los islamistas de Hamás para escapar a los bombardeos israelíes.
Los cristianos locales, esencialmente palestinos, se encuentran en una situación delicada, acorralados entre Israel y la inmensa mayoría musulmana de los palestinos.
Solo representan 2% de la población de “Tierra Santa” -región que incluye Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza y se extiende hasta Jordania-, según el patriarcado latino de Jerusalén.
“Somos cristianos, sí, y también somos palestinos […] Es nuestra tierra y sentimos los mismo que cualquier árabe palestinos que vive” aquí, dice Rania. “La situación actual es horrible. No podemos creer lo que pasa en Gaza”. AFP