Líderes y votantes judíos se declararon sorprendidos al descubrir que muchos de sus allegados ideológicos les consideraban opresores que merecían ser culpados tras los ataques terroristas a Israel.
Por infobae.com
Los judíos progresistas que han pasado años apoyando la igualdad racial, los derechos de los homosexuales y transexuales, el derecho al aborto y otras causas de la izquierda estadounidense -incluida la oposición a las políticas israelíes en Gaza y Cisjordania– se sienten de repente abandonados por quienes durante mucho tiempo consideraron sus aliados. Este cambio en tiempos de guerra representa una ruptura fundamental dentro de una coalición liberal que durante mucho tiempo ha impulsado al Partido Demócrata.
En Los Ángeles, la rabina Sharon Brous, una conocida activista progresista que critica habitualmente al gobierno israelí, describió desde el púlpito su horror y sus sentimientos de “soledad existencial”, con voz entrecortada. “El mensaje claro de muchos en el mundo, especialmente de nuestro mundo -los que dicen preocuparse más por la justicia y la dignidad humana- es que estas víctimas israelíes merecían de algún modo este terrible destino”.
En Atlanta, una madre judía implicada en la política local escribió una carta abierta lamentando que el colegio privado progresista de su hijo no hubiera abordado los atentados de Israel con el mismo tipo de empatía que mostró tras los asesinatos locales de estadounidenses de origen asiático. “Nuestro pueblo es masacrado, ¿y nadie habla de ello?”, escribió. “No sé si estoy furiosa o simplemente triste”.
Y mientras seguían los ataques de Hamas en Israel, los dirigentes del New Israel Fund, que apoya a grupos progresistas israelíes y palestinos, recibieron llamadas de simpatizantes estadounidenses exigiendo que la organización calificara a Israel de “Estado de apartheid”, incluso mientras esperaban a saber si habían muerto colegas de otra organización, escondidos en refugios antiaéreos israelíes.
Muchos de los comentarios más incendiarios se produjeron en las redes sociales, desde grupos progresistas que respondieron a las consecuencias inmediatas de la masacre de civiles israelíes saltándose incluso un momento de luto y pasando inmediatamente a intentar justificar el ataque.
“Cuando un pueblo ha estado sometido a décadas de apartheid y violencia inimaginable, su resistencia no debe ser condenada, sino entendida como un acto desesperado de autodefensa”, publicó Black Lives Matter Los Angeles en Facebook, en su primera respuesta al ataque. Un grupo de derechos reproductivos criticó duramente la “ocupación sionista”, afirmando que el gobierno israelí negaba “a los palestinos el control sobre sus cuerpos” y que “no puede haber justicia, paz ni libertad reproductiva bajo la ocupación colonial”. Varias organizaciones socialistas de todo el país no condenaron directamente los asesinatos de Hamas.
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