Amnistía Internacional denunció hoy que Israel empleó proyectiles de fósforo blanco en sus bombardeos en el sur del Líbano de las últimas semanas, y dijo que uno de esos ataques, contra la ciudad de Dhayra, debe ser investigado como “crimen de guerra” por tratarse de un “uso indiscriminado” contra objetivos civiles de un arma prohibida.
Así lo indicó en un comunicado la organización de defensa de los derechos humanos, que señaló que sus analistas revisaron y analizaron videos y fotografías del ataque, entrevistaron a testigos, personal sanitario y personal que atendió en primera instancia a los heridos y constataron el uso de ese tipo de munición en un bombardeo el 16 de octubre contra la población libanesa.
“El Ejército de Israel disparó proyectiles de artillería que contenían fósforo blanco, un arma incendiaria, en operaciones en la frontera sur de Líbano, entre el 10 y el 16 de octubre (…) Un ataque a la ciudad de Deraa el 16 de octubre debe ser investigado como crimen de guerra, pues fue un ataque indiscriminado que hirió al menos a nueve civiles y daño objetivos civiles y por lo tanto fue ilegal”, dijo AI en su comunicado.
En la nota, la vicedirectora regional de AI para Oriente Medio y el Norte de África, Aya Majzoub denunció como “más allá del horror” este uso de fósforo blanco por parte de Israel, que puso en peligro “las vidas de civiles”.
“Con una creciente preocupación sobre la intensificación de las hostilidades en el sur de Líbano, el Ejército de Israel debe parar inmediatamente el uso de fósforo blanco, especialmente en áreas pobladas, en línea con su olvidado compromiso de 2013 para dejar de usar esas armas. Debe cumplir esa promesa y evitar poner más en peligro las vidas de civiles en Líbano”, dijo Majzoub.
Además de este incidente, AI también reunió evidencias de uso de este tipo de munición en al menos tres otros incidentes en la zona.
Bajo la ley internacional humanitaria, todas las partes de un conflicto deben en todo momento distinguir entre civiles y objetivos militares, y solo estos últimos pueden ser atacados directamente.
Todo ataque que no distinga entre ellos es ilegal y constituye un crimen de guerra.
El fósforo blanco es una sustancia química que se dispara en proyectiles, bombas y cohetes de artillería y se prende al ser expuesta al oxígeno, dando lugar a una reacción química que genera una temperatura intensa de 815 grados Celsius.
Produce luz y un humo denso y tóxico que se utilizan con propósitos militares, pero también provoca lesiones en contacto con las personas, ya que causa quemaduras graves que a menudo llegan hasta los huesos y son difíciles de curar.
El pasado día 12 de octubre, la ONG Human Rights Watch (HRW) denunció también que Israel usó fósforo blanco en operaciones militares contra Gaza y Líbano.
EFE