La proliferación de armas nucleares y el fantasma del temido “botón rojo” en un mundo inestable

La proliferación de armas nucleares y el fantasma del temido “botón rojo” en un mundo inestable

El SALT II fue una renovación del primer SALT, un ciclo de conversaciones entre la Unión Soviética y EEUU con el objetivo de llegar a un acuerdo para limitar el uso de armas nucleares (Wikipedia)

 

 

 

En un mundo cada vez más inestable, con varios conflictos abiertos, las armas nucleares están en el centro del debate sobre el presente y el futuro. La guerra en Ucrania y la amenaza del Gobierno ruso de recurrir a su arsenal nuclear tensaron las relaciones con Occidente y gran parte de la comunidad internacional.

Este escenario inquietante se suma a las constantes provocaciones del régimen norcoreano y al progreso del programa nuclear iraní. En este informe, nos preguntamos qué sucedería si estos conflictos escalan y desencadenan una respuesta nuclear. Y, lo que es aún más inquietante, ¿cuál es la situación de los arsenales nucleares en los puntos más calientes del planeta?

La era nuclear: 78 años después

Pasaron 78 años desde que se lanzó la primera bomba atómica. El 6 de agosto de 1945, un artefacto nuclear llamado Little Boy, cargado con uranio-235, devastó Hiroshima. Tres días después, otra bomba, Fat Man, con plutonio-239, fue detonada en Nagasaki.

Los efectos fueron catastróficos. Murieron unas 215.000 personas como resultado directo de estas explosiones, lo que llevó a la rendición de Japón en el marco de la Segunda Guerra Mundial.

La “destrucción mutua asegurada”

Tras el final de la segunda conflagración mundial, la Guerra Fría entre EE. UU. y la Unión Soviética desencadenó una carrera armamentista conocida como el “equilibrio del terror”. Pero ¿qué evitó que estas superpotencias usaran su arsenal?

Fue la doctrina de la “destrucción mutua asegurada”, que sostenía que ningún país se arriesgaría a un ataque nuclear, ya que provocaría una respuesta igual o incluso mayor por parte del enemigo. Este equilibrio llevó a la firma de acuerdos clave, como el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM) en 1972, seguido de otros tratados que limitaron las armas estratégicas, el SALT I y el SALT II. El Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Rango Intermedio (INF) se sumó a la lista.

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