“Respecto de la importancia de este territorio, es incuestionable y no puede haber la menor duda. Quizá no haya en el continente sudamericano una posesión más valiosa, sea desde el punto de vista militar, político o comercial, que el Barima. Domina la boca principal del Orinoco y en consecuencia el comercio del noble río y sus grandes tributarios el Apure y el Meta que unen el occidente de la República y las provincias orientales de Nueva Granada. En un periodo futuro los poseedores de la Guayana que bordea el Orinoco dominarán a toda Venezuela y ejercerán una gran influencia en Nueva Granada, pero a su vez ellos vendrán a estar controlados por cualquier potencia marítima que esté en posesión de Punta Barima. Gran Bretaña que es ya señora de Trinidad y Guayana Británica parece que necesita del Barima para completar sus posesiones en esta parte del mundo. Pero no hemos de suponer que el Gobierno de Venezuela no estima debidamente la importancia del Barima. Ellos saben muy bien su valor, no solo respecto de su utilidad como posición militar, sino también en relación con la general y permanente influencia que probablemente va a ejercer en adelante”. O´Leary a Henry Light, Gobernador de Guayana Británica, Caracas, 4 ag. 1841. F.O. 80-107.
Desde las muy lejanas expediciones de Walter Raleigh (1552-1618) la corona inglesa luego de buscar intensamente El Dorado se percató que el mismo no era otro que el control del río Orinoco. Alexander von Humboldt (1769-1859), el gran naturalista alemán, llegó a una conclusión semejante en sus viajes por Venezuela. Simón Bolívar (1783-1830) en 1817 luego de la liberación de Guayana gracias a Manuel Piar (1774-1817) encontró una espléndida cabeza de playa que fue la punta de lanza para ganar la Independencia.
Estamos hablando de la Guayana de Venezuela que fue despojada por Inglaterra como cobro por sus “servicios” a la causa de la Libertad. Carlos Marx (1818-1883), otro pro-británico al igual que Francisco de Miranda (1750-1816), Simón Bolívar y José Antonio Páez (1790-1873), fue lapidario en su balance sobre las insurrecciones en la América del Sur: fue la Legión Extranjera la que triunfó y no tanto los desaliñados patriotas y republicanos.
159.500 kilómetros cuadros se perdieron luego del fallo del Laudo del Tribunal Arbitral del 3 de octubre de 1899 en París. Gran Bretaña obtuvo el 80% de todo el territorio en disputa. Ningún representante del gobierno de Venezuela en ese entonces estuvo en ese atraco jurídico de la delincuencia internacional entre naciones. Pablo Ojer (1923-1996), una autoridad en el tema, nos dice que hubo una componenda entre Inglaterra y Estados Unidos para burlar a la cenicienta Venezuela. Alaska, otro arrebato territorial, para los Estados Unidos siempre y cuando estos se hicieran de la vista gorda con el Esequibo. El colonialismo e imperialismo en su apogeo mundial.
O´Leary, “El Cuarto Evangelista” por sus muy copiosas Memorias, fue amigo personal de Simón Bolívar. Muy joven llegó hasta Angostura en el año 1818. Su actividad y valentía le hicieron muy pronto destacar y fue nombrado edecán del Libertador en 1819: año del gran triunfo en Boyacá. Las responsabilidades de Estado que se le dieron fueron relevantes para el resguardo de los intereses de la Gran Colombia (1819-1831).
A la muerte de Bolívar en el año 1830, quedó marcado como miembro muy visible del partido bolivariano entrado en desgracia. Y cuando esto sucede los castigos son embajadas y representaciones diplomáticas en el exterior. En 1827 se casó con la hermana del general Carlos Soublette (1789-1870) y esto fue providencial para garantizar la supervivencia política en un medio político caníbal.
En 1841 regresó al país aunque ésta vez como cónsul británico en Caracas y luego en Bogotá. O´Leary ya no sirve a las repúblicas nacientes sino a su patria de origen. Y como tal tiene conocimientos y relaciones de mucha influencia para garantizar el resguardo y acrecentamiento de los intereses comerciales, políticos y diplomáticos de su nación de origen: Gran Bretaña.
Como dato curioso, también hay otro edecán del Libertador Simón Bolívar, el coronel Belford Hinton Wilson (1804-1858), que incluso le acompañó en el día de su deceso en Santa Marta el 17 de diciembre de 1830. Wilson sustituyó a O´Leary en el año 1843 y fue nombrado en Caracas como Cónsul General y Encargado de Negocios de Gran Bretaña. El Coronel Wilson mantuvo la misma línea de acción trazada por su antecesor en evidente coordinación con el Foreign Officer respecto al dominio del Orinoco.
Las lealtades entre los grandes hombres que pueblan los dominios de la Historia son intercambiables. Y los héroes y traidores mudan de piel de acuerdo a una dinámica de las circunstancias tejidas por el elegante misterio de las combinaciones indescifrables. Quizás el cuento: “Tema del traidor y del héroe” (1944) de Jorge Luis Borges, nos permita elucubrar éstas desconcertantes y contradictorias cuestiones.
DR. ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN
@LOMBARDIBOSCAN
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia
Representante de los Profesores ante el Consejo Universitario de LUZ