Los angustiados moribundos, por @ArmandoMartini

Los angustiados moribundos, por @ArmandoMartini

Armando Martini Pietri @ArmandoMartini

En el lecho del moribundo, la angustia se entrelaza con la inevitabilidad de la muerte. La política, no puede ser ajena a la compasión, empatía y soluciones que respeten la autonomía del individuo, teniendo presente la responsabilidad colectiva. La política mortecina toma tiempo para digerir cambios y adaptarse al nuevo entorno, por lo que, parece alejado el camino hacia la Venezuela que anhelamos, con ética, de principios, valores y buenas costumbres ciudadanas. 

Una consulta atiborrada de inconvenientes, aun sin concluir. Estorbos pidiendo auxilio y rémoras negando derechos en lejanía. Cobardes sin saber qué hacer y oportunistas infiltrados pululando posibilidades. Sin embargo, la esperanza, confianza y coherencia penetraron el sentir ciudadano, y a pesar del intenso cretinaje, superaron cualquier impedimento.

El 22 de octubre 2023, se inicia con dilación la apertura que comienza a dar sus primeros pasos entre algodones y timidez. Es el momento de revisar, reflexionar sobre materias de importancia para Venezuela. 

El proceso luce como charloteo, pierde resonancia y se percibe sin el resultado deseado. Se interpreta como la obligación sumisa y sin condiciones al chantaje unitario; a pesar del quiebre de parapetos partidistas y, la cada vez, más insistente habilitación ¡hasta el final! Rendirse antes de pelear, no es opción. Hay que proteger la esperanza y la confianza, porque fueron y son la gran inspiración. La misión de la esperanza es predicar y dar testimonio de un futuro mejor, no de sí misma.

La columna falaz del esqueleto, estuvo en nominar un candidato presidencial. Sin embargo, también, fue elegir un líder que represente con legitimidad y autoridad, a pesar de la sordera selectiva que lo niega por su mezquino beneficio; una representatividad secuestrada, hoy gestiona sin rubor ni pudor mantenerse, ignorando lo sucedido el 22 de octubre. Para inmutarse hace falta decencia y en el armazón cupular, el decoro escasea.

La innegable participación que, con orquitis testicular, tacaños señalan de tramposa, y egoístas de fraudulenta; obvian el carácter motivador, que estimula esfínteres al evangelizador de la dictadura socialista bolivariana, así como las raíces del mismo en la intención y el mensaje ciudadano. 

La inmensa mayoría, comprendió que la contrarreforma es una operación de salvamento y saneamiento. La defensa del ciudadano como institución, tenía que concluir con un liderazgo certificado, genuino, auténtico. Este nuevo énfasis en la política, la resucita como centro de la historia. Las partes vivas y saludables, son quienes devuelven al ejercicio de la política su designio, investidura y testimonio.

Los textos tienen riqueza sabia, de allí, lo importante de volver a leer, ¡o leer por primera vez! contenidos profundos sobre libertad y democracia. El mundo occidental, cada vez más ateo políticamente, habla del momento histórico: ¡no estamos solos grita la historia!, y su mensaje vino a señalar la verdad acerca de nosotros mismos. La vida está basada en la sencillez, egos e intereses no pueden coexistir. 

La lucha se prolonga, la tarea no ha culminado, es estudiada por talentosos profesionales y especialistas; su trabajo informa, que están interpretando y proyectan la nueva Venezuela, Tierra de Gracia, autorizada por mandato ciudadano, que angustiados, moribundos desahuciados, hacen un esfuerzo por desconocer. Un ejemplo, lo evidencia la consulta sobre el Esequibo, que siendo un proceso interno no afecta en nada a Guyana; y su resultado, cualquiera que sea, no tiene lustre, es de valor cero e irrelevante. 

El futuro se abraza al cambio, y los agónicos continúan encaprichados con el mantenimiento del statu quo, la cohabitación incondicional, el entendimiento sumiso y el chantaje nauseabundo de una unidad que no les pertenece. Venezuela está llamada a convertir la política, no a imitarla. La ciudadanía dio una orden para darnos paz, fortaleza y luz. Hay miedo, agitación, pero nunca pérdida de la esperanza. La humildad de reconocer debilidades, admitir deslices y agradecer la generosidad, permite satisfacciones y alegrías. 

El demonio descorazona, separa, divide, es soberbio, prepotente y hace perder la esperanza. El oportunismo, la duda, el desánimo, la tristeza y la aprensión son sus armas poderosas. El diablo existe y hemos de estar alerta, no hay que tenerle miedo, hay que exigirle, obligarlo a rendir cuentas. Lo transcendental es centrarse en esta lucha que es entre el bien y el mal. Hay que insistir en que la relación ciudadana sea de verdad, sincera, de confianza y respeto; porque nada distinto conduce al cambio. 

@ArmandoMartini

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