Aunque no existe ninguna paronomasia (semejanza fonética) entre las dos palabras que componen la frase, esta si conduce exactamente a su contexto de aplicación. Desde su origen, no plantea hacer ningún tipo de trato y a decir verdad, el significado de una u otra palabra es a conveniencia; lo que sí es seguro, es que en la práctica lleva consigo un chantaje.
Se puede decir que en Venezuela, en términos generales, las fuerzas ciudadanas se han planteado con una nueva actitud, existe más prudencia y una diferenciación bien marcada en la propuesta; sin embargo, aquella tendencia de lógica negativa de morderse la cola, aún no ha concluido o se ha roto.
En esta situación venezolana, que ha superado cualquier expectativa de hasta dónde puede llegar un grupo de sujetos para controlar y/o destruir la vida de todos. La maniobra presenta un premio y castigo que se mimetizan y confunden. Ahora se debe retomar lo que en el pasado reciente representaba la piedra de tranca y desde luego que, este punto no pudo resolverse.
El asunto que siempre perturba, retrasa o bloquea una transición favorable es que las necesidades de la población venezolana, nunca han sido satisfechas; de antemano, esta conjetura de ningún modo guarda relación con las migajas que un opresor lanza a sus oprimidos o la solicitud de un banal servicio a cambio de mendrugo. Sinceramente son aquellas necesidades sentidas, reales, normativas y comparativas que la población aún espera.
Entonces ¿Qué cambiaría en la satisfacción de las necesidades de los venezolanos dentro y fuera del país, en una u otra forma, a la frase darle sentido en cuestión? ¿Es realmente un mecanismo fiable? ¿Son las sanciones amenazas objetivas? ¿Acaso agrega valor la maniobra tomando en cuenta que alimenta una cultura rentista y una dinámica económica promovida principalmente para ser corrompida?
La palabra sanción es una simple distracción, y a su vez encubre la verdadera razón de la situación catastrófica de la economía, la calidad de vida y la perspectiva de futuro de los venezolanos; la verdadera razón es el embargo, que en cuanto a deuda soberana como la de PDVSA se ha acumulado sobre el país desde hace años, agravada por el indescriptible y propagado nivel de corrupción, que al final se traga los ingresos, incluso aquellos modestos que cualquier país suramericano soñaría tener.
En cualquier caso, las aludidas sanciones solo provocan que los jerarcas en el poder ganen 3 a 1 las apuestas; ya que: inmovilizan y maltratan a los propios ciudadanos venezolanos, el acto de relajar las sanciones sí genera más recursos para los jerarcas, pero no relajarlas no presenta ningún riesgo directo para ellos ni para sus tipos de relaciones de “negocios”. Mientras esto ocurre, para las fuerzas liberales, la expectativa es que ocurran en conjunto eventos constitucionales como lo son una elección presidencial en 2024 y además el retiro de un acto ilegal como es la inhabilitación.
En resumen, se debe trabajar con prudencia y apuntar a las acciones internacionales que siendo totalmente ajustadas al derecho de los ciudadanos venezolanos, pueden disminuir o eliminar las posibilidades de éxito para los jerarcas en el poder y como valor añadido dar ejemplo de institucionalidad, que a final de cuentas es nuestro reto en Venezuela.