Las matemáticas son una asignatura clave en la enseñanza, pero también una de las materias que más preocupa a los estudiantes y a los padres. Muchos alumnos se enfrentan a esta disciplina con temor, ya que es necesario comprender conceptos abstractos, resolver problemas y descodificar signos.
Por larazon.es
Las matemáticas son complicadas de aprender y se asimilan de manera secuencial y progresiva, por lo que es imprescindible manejar los conceptos básicos para seguir avanzando a medida que evoluciona el desarrollo cognitivo.
Para algunos niños las dificultades para superar esta asignatura con éxito son severos y no mejoran con el paso del tiempo y su desarrollo cognitivo.
Este problema se denomina discalculia, un discapacidad del aprendizaje que dificulta la comprensión, aprendizaje y resolución de operaciones matemáticas basadas en números. De esta forma, se trata de un trastorno específico del desarrollo, de base biológica, que afecta al aprendizaje de las capacidades aritméticas y las matemáticas.
Generalmente se detecta cuando los menores comienza sus clases de matemáticas en el colegio y afecta a niños y niñas por igual. Estos estudiantes pueden tener problemas para reconocer los números, aprender a contar o reconocer patrones básicos.
El Child Mind Institute de EE UU explica que la discalculia es un trastorno específico del aprendizaje. Es decir, afecta únicamente al modo en que los niños aprenden las matemáticas. “Un niño con discalculia puede desempeñarse bien en otras materias, como inglés o historia, y seguir teniendo dificultades en las clases que utilizan las matemáticas”, aseguran.
Los niños con discalculia confunden los números y los signos y no son capaces de realizar cálculos mentales ni trabajar con abstracciones. Además, presentan dificultades para interpretar símbolos numéricos y conocimientos aritméticos como la suma, la resta, la multiplicación y la división. De esta forma, tienen muchas dificultades para resolver problemas y ejercicios académicos.
La discalculia, también llamada “dislexia matemática”, también provoca problemas para desempeñarse en la vida diaria al no poder recordar números, distinguir izquierda y derecha, calcular las distancias, leer relojes o partir una tarta en porciones.
Esta dificultad, que puede afectar entre el 3 y el 6% de la población, tiene un importante componente genético y es independiente del nivel de inteligencia del niño y de los métodos pedagógicos empleados.
Sin embargo, no todos las dificultades para resolver problemas matemáticos provienen de la discalculia. Según expertos de la Universidad de Málaga en esta dificultad del aprendizaje, las alteraciones del proceso de aprendizaje y del desarrollo son bastante resistentes a algún tipo de tratamiento, de forma que “si alguien con poco esfuerzo y algo de apoyo supera sus problemas con las matemáticas, entonces se asume que no era una discalculia sino otro tipo de factor el responsable de sus dificultades”.
Pese a que la discalculia no tiene cura, diagnosticarla a tiempo es primordial para poner en marcha programas de intervención con un especialista en trastornos del aprendizaje y minimizar las dificultades.
Los expertos de Smartick, una plataforma de enseñanza de matemáticas y de comprensión lectora para niños, han puesto en marcha un test con el que detectar el riesgo de padecer discalculia. El test se puede realizar de forma gratuita en este enlace.