Respeto, constancia, perseverancia, orgullo y un retiro digno son las válvulas que empujan el motor del regreso de Rafael Nadal, la leyenda española considerado uno de los mejores de todos los tiempos en el tenis mundial.
El ex N°1 siempre se ha manejado con mucho respeto hacia sus rivales, el entorno de este deporte y, sobre todo, hacia él. Ese respeto a su trabajo, a su esfuerzo, lo ha llevado a tomar y aceptar decisiones a veces difíciles, como la que lo mantuvieron todo este año fuera de las canchas, pero que le permiten este ansiado regreso al circuito: anunció que reaparecerá la primera semana de enero de cara al torneo de Brisbane, preparatorio para el primer Grand Slam de la temporada.
Esa constancia en la tarea cotidiana lo llevaron a buscar la mejor forma de alcanzar sus objetivos y el sitial que hoy ocupa en la historia, algo que también respeta, como si se tratara de otra persona y no de sí mismo.
Rafa demostró una gran perseverancia a lo largo de la trayectoria, con la que consiguió superar los 12 períodos de lesiones que, en total, le sumaron casi 5 años fuera de las canchas de los 20 que lleva de carrera. Esto significa que una cuarta parte de ella la pasó recuperándose o en tratamiento.
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