El príncipe Randian había nacido sin manos y sin piernas en un campamento de esclavo en el caribe. Toda su vida peleó para llevar una vida lo más normal posible. Cómo era su show en el circo freak de Nueva York y su participación en una película de Hollywood
Fue una de las estrellas máximas del circo freak que todos los días se colmaba de personas en Coney Island, en Brooklyn Nueva York. Su aparición generaba al mismo tiempo admiración y el horror de las personas que no podían creer lo que estaban viendo.
Por Infobae
Era un hombre de más o menos un metro de altura que tenía unos brazos diminutos que apenas se despegaban de los hombres y sin piernas. Era simplemente una cabeza y un torso metido en un traje completo a rayas rojo y blanco.
El show del hombre oruga
No se conoce la historia del príncipe Radian antes de convertirse en una estrella del espectáculo montado a orillas del Océano Atlántico. Allí, el hombre era llevado hasta el escenario y hacía su show frente a los cientos de fanáticos que se mantenían en un silencio entre respetuoso y incrédulo. En el fondo sentían, quizás, algo de lástima por él.
Randian era también conocido como el hombre serpiente o la oruga humana. Su apodo dependía de la creatividad del presentador y de cómo reaccionaba el público a cada uno de los nombres que se le ocurría a los productores del espectáculo de freaks de Nueva York.
Recostado sobre una especie de banco, Randian hacía su show frente al público. Los clásicos que siempre le pedían para el cierre era cuando encendía el cigarrillo o cuando simulaba afeitarse sin las manos y sin hacerse ni un tajo en la cara.
El hombre oruga nació el 12 de octubre de 1871 en Demerara, Guayana Británica. Sus padres eran unos esclavos que un barco inglés había traído a América desde la India.
El chico hablaba hindi, inglés, francés y alemán. Había nacido con el síndrome de Tetra-amelia, que se caracteriza por la ausencia total de las cuatro extremidades. Esta enfermedad, además, puede causar malformaciones en el corazón, los pulmones, los ojos y el sistema nervioso.
Los chicos que nacen con este síndrome tienen altas probabilidades de morir en los primeros minutos de vida. Contra todo eso empezó a luchar Randian desde antes de venir al mundo. Ya de por si nacería en un campamento de esclavos en una isla del caribe. Sin embargo, el chico abrió los ojos bien grandes apenas salió del útero de su mamá. Todos los que presenciaron el parto lo miraron horrorizados. Quizás, eso le quitó temor a su posterior vida y su trabajo en los escenarios del circo freak de Coney Island.
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