¿Por qué el titular de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, no informó durante días al presidente estadounidense, Joe Biden, que estaba en el hospital? Esa es la pregunta que se hace todo el mundo en Washington y para la que parece que no hay una respuesta fácil.
Estas son las cinco claves que explican una situación que podría complicarse para Biden, en un momento en el que los republicanos buscan cualquier tipo de munición en su contra y cuando el mundo se enfrenta a la guerra de Ucrania y el peligro de un conflicto a gran escala en Oriente Medio.
¿Por qué hospitalizaron a Austin?
En la noche del 1 de enero, Austin tuvo que ser hospitalizado en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, a las afueras de Washington, por unas complicaciones derivadas de un “procedimiento médico opcional” al que se había sometido anteriormente, según el Departamento de Defensa.
Todavía no se conocen detalles sobre el tipo de complicaciones de las que se habla, a qué tipo de operación opcional se sometió Austin, de 70 años, o si en algún momento estuvo inconsciente.
Solo se sabe que Austin tuvo ese “procedimiento médico opcional” el 22 de diciembre y pudo irse a casa al día siguiente, aunque luego hubo complicaciones, recogen medios estadounidenses.
¿Cuándo se hizo público?
El Departamento de Defensa de Estados Unidos publicó un escueto comunicado informando de la hospitalización el viernes pasadas las 17.00 hora local (22.00 GMT), cuando la mayoría de las instituciones de Washington estaban cerrando antes del fin de semana.
En esa breve nota de prensa, solo se contaba que Austin estaba en el hospital, que se “recuperaba bien” y que retornaría “íntegramente” a sus funciones ese mismo viernes.
Según confirmó este lunes la Casa Blanca, el Departamento de Defensa informó al equipo de Biden de la hospitalización el jueves, tres días después de que ingresara en el centro médico, y aún no se sabe por el porqué de ese retraso.
Miembros del Congreso de EEUU aseguran que recibieron información sobre la hospitalización de Austin solo minutos antes de que fuera publicado el comunicado del viernes por la noche en el que se daba a conocer lo que estaba ocurriendo.
¿Quién estaba a cargo del Pentágono?
Por si la situación no fuese ya bastante rocambolesca, cabe destacar también que, mientras Austin estaba indispuesto, su “número dos”, Kathleen Hicks, no se encontraba en Estados Unidos, sino que andaba por Puerto Rico de vacaciones.
Hicks estaba de licencia -eso sí, con equipo de comunicación incluido- cuando empezó a desempeñar ya el martes desde Puerto Rico las tareas que suelen corresponderle a Austin.
Hasta el jueves no supo que Austin estaba en el hospital, por lo que durante dos días (del martes a jueves) no sabía la razón por la que estaba ejerciendo esa autoridad, de acuerdo con medios locales.
Desde el viernes, Austin ha vuelto a capitanear el Pentágono, pero a distancia. Sigue ingresado en el hospital sin fecha prevista de alta médica, un hecho que le podría dificultar el cumplimiento de sus responsabilidades como titular de Defensa, que requieren estar disponible para responder a cualquier crisis militar.
¿Por qué nadie se dio cuenta de dónde estaba Austin?
El carácter discreto y reservado de Austin podría explicar que una noticia así haya podido pasar inadvertida.
El titular de Defensa es un general retirado de cuatro estrellas del ejército de tierra estadounidense al que no le gusta “molestar” a los otros con sus problemas, aunque estos puedan comprometer a la seguridad nacional de Estados Unidos, según el diario Político.
Un nivel de privacidad que puede que sea incompatible con ser el máximo líder de defensa de EEUU, puesto que la población estadounidense quiere estar informada sobre el estado de salud física y mental de quienes están a cargo de la seguridad del país.
¿Qué podría ocurrirle a Austin?
Aunque Austin no ha violado ninguna norma, ya que no existe un protocolo sobre cuándo anunciar la hospitalización de un secretario de Defensa, los republicanos ya han aprovechado la coyuntura para cargar contra Biden, al que reprochan no tener bajo control a su propia Administración.
Y mientras los republicanos ponen en duda el liderazgo de Biden, no queda claro si habrá o no rendición de cuentas porque parece que el presidente -que habló con Austin el pasado domingo- mantiene la confianza en el general retirado.
De todos modos, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, anunció este lunes en una rueda de prensa que el Gobierno revisará qué normas o procedimientos se omitieron al no revelar la hospitalización de Austin con el objetivo de decidir si deben ser modificados.
El mismo secretario de Defensa afirmó en un comunicado el pasado sábado que entendía “la preocupación de los medios de comunicación por la transparencia”, a la vez que reconocía que podría haber hecho un mejor trabajo.
Asumida su responsabilidad, todavía quedan muchas preguntas sobre cómo pudo desencadenarse este embrollo y cómo Austin, y a consecuencia Biden, saldrán del aprieto.
EFE