Cuando en los años 2000 en Ecuador se incrementó la violencia y se agravaron los homicidios, el gobierno de Rafael Correa enfrentó a las pandillas callejeras con una política inédita.
Por BBC Mundo
Lejos de una guerra abierta contra el crimen, negoció con las bandas prominentes, las legalizó y apoyó a pandilleros voluntarios a formarse y trabajar.
Los Latin Kings, hoy declarados como “organización terrorista” por el presidente Daniel Noboa junto a otra veintena de grupos armados, recibieron la categoría de “grupo juvenil urbano”, muchos se afiliaron a movimientos políticos como el correísta Alianza País e, incluso, un ex latin king, Ronny Aleaga, llegó a ser asambleísta nacional.
Tras aplicarse la medida se redujeron los asesinatos. El Banco Mundial recoge que Ecuador pasó de 18 a 6 homicidios por cada 100.000 habitantes desde 2008 hasta 2018.
Ahora, seis años después, Ecuador vive un “conflicto armado interno”, grupos criminales se fortalecieron hasta penetrar las instituciones y el número de homicidios por cada 100.000 personas superó la cuarentena según datos del Observatorio Ecuatoriano del Crimen Organizado.
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