En marzo próximo se cumplirá un año del escándalo PDVSA-Crypto, el último fraude a la nación de los tiempos del chavismo, que se tradujo en la defenestración de Tareck El Aissami, vicepresidente del área económica y ministro de Energía y Petróleo.
ALONSO MOLEIRO || EL PAÍS
Del otrora plenipotenciario El Aissami no se sabe nada. O casi nada. Periódicamente, políticos opositores y activistas en las redes sociales se preguntan por su paradero y piden justicia, criticando el asombroso silencio oficial sobre su caso. Nunca se supo si se le formularon cargos. No hay noticias sobre su estatus jurídico. No ha vuelto a declarar ni a ser visto. El fiscal general no ha vuelto a aludirlo.
En el PSUV el tema está olvidado. La plana dirigente revolucionaria evita referirse a su persona. A El Aissami parece habérselo tragado la tierra.
La millonaria trama de corrupción en el desvío de los ingresos de Petróleos de Venezuela en tiempos de sanciones internacionales fue desmantelada -las pérdidas patrimoniales se calculan en más de 21.000 millones de dólares-, y sus integrantes enjuiciados, incluyendo a cuadros tan importantes para la gestión de Gobierno madurista como Pedro Maldonado, Hugbel Roa o Hugo Cabezas, todos con responsabilidades importantes desde los tiempos de Hugo Chávez.
En total, 40 burócratas, civiles y militares, algunos de gran relevancia y poder, todos ellos muy cercanos a El Aissami en lo personal y en lo político, cayeron también en desgracia y fueron fulminados.
Según fuentes cercanas, El Aissami, vegano, ha perdido más de diez kilos en este tiempo. Algunas versiones periodísticas fundamentadas han publicado informaciones filtradas desde las entrañas del chavismo, y dan cuenta de un El Aissami en estado de semi confinamiento residencial, en una suerte de arresto domiciliario en una de las ciudadelas construidas en estos años para la élite oficialista en la zona de Conejo Blanco, en Fuerte Tiuna, la plaza militar más importante de la Caracas.
Por lo demás, antes y después de su desaparición pública, de manera cíclica se ha especulado sobre la salud de El Aissami, un abogado criminalista egresado de la Universidad de Los Andes, hijo de emigrantes sirios provenientes del nacionalismo revolucionario baazista.
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